Sabíamos que este debate estaba llegando también a la Argentina, por eso lo planteamos desde aquí a fines de abril.

“Si para salvar miles de vidas tengo que lesionar la privacidad, no tenga dudas que como catedrático lo voy a hacer”, nos dijo para esta nota de Vamos al Móvil el Dr. Hugo Pizzi, infectólogo de referencia a nivel internacional y el médico más premiado de la Academia Nacional de Medicina.

En ese mismo informe al que hacemos referencia Nicolás Wolovick, doctor en Informática de la Facultad de Matemática, Astronomía y Física, sostuvo categóricamente que oponer los conceptos de salud y privacidad configura una falsa dicotomía, ya que es perfectamente posible valerse de tecnología móvil en la lucha contra la pandemia sin vulnerar los derechos digitales de los ciudadanos, se trata entonces de una decisión que deben tomar los responsables.

Son claras y perfectamente atendibles las dos posiciones. La del científico de la medicina que ha dedicado su vida a estudiar fenómenos como el que hoy nos afecta y cuya objetivo es minimizar los daños que sufra la humanidad frente a los microorganismos. Pero también lo es la mirada del científico informático y no es menos cierto que debe preocuparnos y mucho mantener a salvo nuestra ciudadanía digital.

Luego están las posturas cínicas de quienes solo quieren un rédito político en esta discusión y acusan frente a un espejo. En este sentido la situación nos recuerda a las acusaciones de Donald Trump hacia las tecnológicas chinas de utilizar sus sistemas e infraestructura de redes para espiar a la población e informar sobre ello al gobierno. La realidad nos indica que el único hecho semejante del cual hay pruebas concretas lo dio a conocer el consultor tecnológico Edward Snowden cuando en 2012 reveló que el gobierno estadounidense se valía de puertas traseras en los sistemas de las empresas globales nacidas en el Silicon Valley, el escándalo de la NSA del cual hoy casi nadie habla.

En Argentina el 25 de julio de 2016 el Boletín Oficial publicó que el ANSES abría sus bases de datos a la Secretaría de Comunicación de la Jefatura de Gabinete de Marcos Peña (y su granja de especialistas en marketing digital) bajo pretexto de implementar políticas y estrategias de comunicación. Esto significó tal vez la mayor violación de datos sensibles de nuestra población de la cual tengamos memoria, y sucedió dentro del mismo Estado.

Exigirle a Santiago Cafiero que los datos recabados por la aplicación Cuidar sean totalmente anonimizados durante su recolección, que esto sea comprobable por expertos y que sean destruidos una vez que esta pesadilla haya pasado, no implica afirmar que él y Peña actúen del mismo modo, simplemente significa tener siempre presente las palabras de Juan Domingo Perón: “el hombre es bueno, pero si se lo vigila es mejor”.