El lawfare necesita un nuevo blanco
El proceso del Lawfare que se utiliza para desestabilizar a los gobiernos progresitas en la región no siempre tiene éxito. Ésto quedó demostrado con la reelección de Lula en Brasil. Los procesos son similares pero no idénticos. Sin embargo dejan experiencia. Lula logró sobreponerse y buscó una alianza hacia el centro del espectro político, que lo llevó a ganar con muy poca diferencia. Ahora tendrá que gobernar con armados políticos, acuerdos y Decretos, ya que tendrá al Parlamento en contra. Dilma en cambio, que llego gracias a Lula y luego dejo de atenderle el teléfono, es lo que hoy llamaríamos "una muerta política, ya que no tiene votos propios, como quedó demostrado en la última elección en la que participó. Nada muy diferente de lo que pasa en la Argentina.
El lawfare aquí apunta contra Cristina pero, pese a años de esfuerzo, aún no ha logrado encarcelarla. Tal vez por eso intentan asesinarla con terrorismo. Siguiendo con lo que fue el caso brasileño, yo creo que pronto el lawfare comenzará a apuntar contra Alberto Fernández que, al igual que Dilma, no atiende a los llamados de quien lo nominó para la Presidencia.
Alberto tiene una gran oportunidad final en su gestión. Tendría que volver a formar equipo con Cristina y reconstruir un nuevo Frente que ponga freno al crecimiento de la Derecha macrista. Ojalá lo haga pero todo parece indicar que correrá la suerte de Dilma. Salvo claro, que vuelva a ser el Alberto que se jugó por la vida de Evo o el que visitó a Lula en la cárcel. El Alberto de antes de Vicentin, al que tanta fe le tuvo gran parte de los electores.
El macrismo y derecha en general van ganando espacio por culpa de la falta de convicción y acción del gobierno del Frente de Todos. La derecha crece con su discurso de la anti política. Los terroristas y los Libertarios son sólo una manifestación más de ése avance. En los sectores internos del espacio progresista también existe la anti política y se manifiesta en el internismo que separa a los dirigentes. Esto pasa cuando se ocupan sólo de pelear por los cargos que van a ocupar y se olvidan de debatir los contenidos. Así se vacían de ideas y conceptos. Olvidan que sin principios nunca la izquierda podría acceder al poder ni al gobierno.
Alberto se aferra a las PASO como a un salvavidas tardío. Esto no ocurriría si hubiese fortalecido el poder adquisitivo de la gente, como prometió en su inicio. Ya es tarde para lamentarse por lo incumplido. Su gobierno debe enfocarse, al menos, en derrotar a la inflación y asegurar comida para los más pobres. Políticamente sólo le queda ponerse a trabajar en la construcción de un nuevo Frente, más amplio. Tiene que coordinarse con Cristina y apurarse, antes que el lawfare lo apunte como nuevo blanco.