Cada 1 de octubre conmemoramos el Día Internacional de las Personas Mayores, una fecha que nació el 14 de diciembre de 1990, a través de la Resolución 45/106 de la Asamblea General de Naciones Unidas, para reivindicar los derechos de este grupo etario y favorecer la toma de conciencia sobre la prolongación de la vida y el valor que esto tiene.

Desde el Instituto Iberoamericano de Ciencias del Envejecimiento se propone celebrar con el lema «Día del Orgullo Mayor». A semejanza de otros días de celebración de diversidades sexuales y de diversas condiciones de salud (como ser el Día del Orgullo Autista), sometidas a prejuicios sociales y enfrentadas a situaciones de violencia, maltrato y avasallamiento a sus derechos, y que han logrado instalar, a través del impacto causado y la amplia difusión lograda con ese lema, la toma de conciencia acerca de sus derechos, necesidades y deseos, en pos de mejorar su inclusión social con calidad de vida y dignidad.

Seguramente habrá muchas personas que se pregunten ¿Cuál sería el orgullo de ser vieja/os?, pregunta entendible en una sociedad marcada por los prejuicios hacia la vejez. Pensemos un minuto y vamos a darnos cuenta: desde nuestra infancia nos enseñan que la edad no se pregunta, es de mala educación, por eso aprendemos que es mejor no decir la edad o, si fuera necesario, sacarnos algunos años. Si queremos halagar a una persona hacemos referencia a lo joven que se ve, es decir: ser o verse joven es positivo, ser o verse viejo es negativo. Recuerdo de niña haber escuchado la frase: si no te portás bien, te lleva el viejo de la bolsa...(el viejo siempre es el malo). Y así podría seguir escribiendo varias páginas para fundamentar esta sensación social de que ser vieja/o no es nada bueno, mucho menos nada que nos haga sentir orgullo.

Sin embargo estoy convencida de que llegar a esa etapa de la vida llamada “vejez”, lejos de ser una amargura, debe ser motivo de gran orgullo. ¿Por qué orgullo? Una etapa en la que ya no hay tantas fuerzas, la lentitud se vuelve una característica, hay pérdidas, tal como dice la canción cambia, todo cambia. Sin embargo, no siempre esos cambios tienen que ser negativos. Sucede que son los que más prensa tienen, por eso hablamos de la “problemática de la vejez” y abordamos desde los medios de comunicación, generalmente, todo aquello que nos muestra estos aspectos menos positivos.

Sin embargo, hay una luz de esperanza. Se está gestando el cambio que traerá como resultado esa mirada diferente, más realista sobre la vejez. Llegar a viejo, llegar a vieja, puede ser visto como un triunfo en la vida: hemos vivido, hemos superado obstáculos en las distintas etapas, cada una con sus dificultades, y aquí estamos. En el podio. La vejez como conquista vital. La vejez como triunfo. La vejez, con sus canas, sus arrugas, sus huellas, como orgullo. El orgullo de los años.

Definitivamente llegar a esa etapa de la vida llamada “vejez” lejos de ser una amargura, una incomodidad, debe ser motivo de gran orgullo. Afortunadamente ya no es solo mi convicción personal, hay un movimiento en marcha para lograr que ese orgullo se transforme en un lema, en un día de conmemoración. En el 2022 nació el proyecto, hoy somos muchas las personas e instituciones que nos sumamos para que sea una hermosa realidad.