Los colectivos interurbanos son casi difíciles de recordar, a casi cuatro meses de ausencia en calles y rutas de la provincia.

Los urbanos son siempre un enigma porque el usuario nunca termina de saber si funcionarán o no.

Estas insólitas situaciones que en algún otro lugar del mundo sería prácticamente inauditas, obligan casi siempre a los usuarios a hacer desembolsos extraordinarios para trasladarse a sus lugares de trabajo, a visitar familiares, a completar trámites, a visitar a la nona o a lo que fuera.

Los cordobeses de capital e interior se las ingeniaron para poder seguir con sus vidas a pesar de la falta de transporte, que es algo así como un insumo esencial para el funcionamiento de las familias.

Los responsables de dar las respuestas adecuadas se golpearon el pecho en reiteradas ocasiones y lamentaron y lamentan la situación pero demoraron la respuesta eficiente y en algunos casos aún la demoran.

Este intríngulis desemboca en un punto: el actual sistema de transporte de pasajeros es prácticamente inviable, ya sea urbano o interurbano. Es casi imposible de entender que ante una demora en el pago de los salarios gran parte de la ciudadanía quede a pie. Primero, no debería haber retrasos y segundo, tendría que funcionar un esquema de emergencia.

La obligación de los gobiernos municipales y provincial es encontrar una solución justa, rápida y eficiente.

Alguien tiene que hacerse cargo y ponerle el cascabel de este gato salvaje que hasta ahora es imposible de domesticar.

Los objetivos de Llaryora

El intendente de la ciudad de Córdoba, Martín Llaryora, emprendió un plan con tres objetivos claros, según lo que se puede visualizar: frenar a los tres sindicatos pesados que tienen vínculos con la municipalidad, es decir UTA, Suoem y Surbac. Ese será uno de los pilares administrativos y políticos de su gestión. Si lo logra, ese objetivo triple será puntal de su eventual campaña a gobernador.

Con el Surbac y el Suoem hasta ahora tiene la situación bajo control, pero con la UTA el tema es mucho más complejo de lo que intuían sus analistas y asesores. Apenas consigue respuestas precarias, que tienen una vigencia acotada.

Es más, hace unos días le hicieron dar un porrazo al intendente al sugerirle que realizara un raid mediático que no era cosa que una virtual vuelta olímpica por haber frenado la protesta de UTA. Sin embargo, la plata para los choferes no apareció y en dos minutos la victoria se convirtió en una escalofriante demora en el retorno de la normalidad.

Público, privado o mixto. En este momento, la mayoría estaría a replegar sus argumentos ideológicos si la respuesta que da el gobierno es eficiente y no maltrata los alicaídos bolsillos de los usuarios.

La gente siempre da una oportunidad, sólo hay que saberla aprovechar porque es inaudito decir que la situación es compleja o que los problemas vienen de larga data y son casi imposibles de responder.

Para encontrar respuestas válidas la ciudadanía les confió el gobierno de la ciudad, a unos y otros. Recordar que la gente siempre da oportunidades, pero hasta ahora el poncho no aparece y ante la menor llovizna, el rancho se inunda.