En las últimas elecciones de medio termino, el pueblo dijo basta al modelo de país que se viene llevando adelante la actual administración nacional.

A veces se hacen lecturas erróneas,  sobre los resultados de las elecciones P.A.S.O.

En la que se hizo tan solo días atrás,  hubo sectores de la derecha opositora, que se ilusionaron e inclusive sacaron pecho con los números de votos que consiguieron.

Pero hay que comprender, que de lo que se trató no es de apoyar su modelo de país.

De lo que se trató, es de un voto castigo al gobierno nacional, por no saber escuchar a quienes deben representar.

Habría que preguntarse: qué trabajador o trabajadora, apoyaría a sectores antiobreros y que abiertamente han manifestado en plena campaña (sin ningún tapujo), sus intenciones de retomar la agenda de la reforma laboral (recorte de derechos y logros históricos de la clase obrera), que apunta a llevarnos a un modelo de semiesclavitud moderna y de sometimiento al poder económico.

Durante el gobierno del cual la mayoría de ellos (en coalición) formaron parte, se estigmatizo a  al pueblo trabajador  y sus medidas destruyeron el poder adquisitivo, ubicándolo entre los más bajos de la región (cuando estaba entre los mejores).

Hagamos memoria de lo que sucedió con el Ministerio de Trabajo (que se convirtió en una mera Secretaría más).

También tendríamos que preguntarnos; qué jubilados  apoyarían a sectores de la política, que recortaron sus haberes jubilatorios una vez más.

Qué hizo ese gobierno que integraban, con los medicamentos y con el Ministerio de Salud (convirtiéndolo en una simple Secretaría).

Hagamos un poco de memoria con las promesas de campaña incumplidas: eliminar el impuesto a las ganancias,  pobreza cero,  bajar la inflación (decían que era muy fácil lograrlo), no volver al F.M.I., unir al pueblo,  que no se le iba a quitar nada a nadie… etc, etc, etc.

Las argentinas y argentinos (a través de las urnas), al actual gobierno nacional le demandan un nuevo modelo de país.

El mismo implica: generación de trabajo genuino y digno; reconversión de los planes sociales en trabajo registrado; bajar la inflación a un dígito; que el salario mínimo vital y móvil sea equivalente al valor de la canasta básica alimentaria; que se combata el trabajo no registrado; que no haya un argentino o argentina que pase hambre (recordemos que hay hambre en el granero del mundo, algo inaceptable); que se aprueben nuevas leyes que aborden las necesidades del pueblo, de la clase trabajadora y de los jubilados; que se atienda la agenda del pueblo y no de la dirigencia política.

La jubilación mínima nacional,  debe ser equivalente al valor de la canasta básica del jubilado; se debe brindar toda la cobertura de medicamentos gratis a los pasivos; poner en marcha programas de vivienda, alimentación saludable y recreación para ellos; entre otras cosas.

Argentina tiene que aprovechar sus innumerables recursos naturales,  para crear nuevas fuentes de trabajo registrado.

Argentina debe aprovechar su gran territorio, para crear nuevas fuentes de trabajo registrado (Argentina, no es sólo Buenos Aires, sino todo el interior también).

Argentina tiene que abrir nuevas industrias,  fábricas e incentivar la creación de nuevas Pymes (y fortalecer las existentes), para crear nuevas fuentes de trabajo.

Hay que apostar a la recuperación de la industria nacional, para dejar de depender de muchos productos que deben importarse al no fabricarse aquí.

Hay que generar las condiciones de previsibilidad económica, para que exista más inversión privada.

El Ministerio de Trabajo de la Nación, tiene que articular con todos los Sindicatos del país, un proyecto de combate frontal al trabajo no registrado, y fortalecer por ende, el propio sistema jubilatorio.

Se debe volver a garantizar el acceso al alimento a todo el pueblo (especialmente a niños y adultos mayores).

No puede ser que siendo la República Argentina,  una Nación con capacidad para alimentar a más de cuatrocientos millones de personas (dicho por economistas de diferentes ideologías), no le garantice el alimento a su propio pueblo que representa aproximadamente unas cuarenta y cinco millones de personas.

Hay que desdolarizar la economía: alimentos, medicamentos, combustibles,  tarifas, insumos para la  construcción, entre otras cosas.

Pues los salarios y las jubilaciones se perciben en pesos, mientras que la economía está prácticamente dolarizada.

Tenemos que recuperar el derecho a la movilidad social ascendente.

Es tiempo de que quienes gobiernan actualmente, no anuncien medidas cortoplacistas y meramente electoralistas.

Es tiempo de un nuevo modelo de Argentina.

Un país que supo ser potencia mundial, y que no merece seguir estando en el mediocre lugar en el que lo han dejado, las nefastas políticas que han aplicado durante décadas, gobiernos de distinto signo político que han estado en el poder.

CARLOS EMANUEL CAFURE

Abogado

Delegado del Sindicato de Luz y Fuerza de Córdoba

Coordinador de la Intersindical Argentina.