La titular nacional del PRO, Patricia Bullrich, parece haberse calzado botines con tapones de aluminio para estrenarlos el lunes 27 de diciembre en la reunión de la mesa de Juntos por el Cambio.

Allí pedirá sanciones a los diputados que pegaron el faltazo a la sesión de la Cámara en los que la flamante bancada opositora –con sus alocadas divisiones- perdió de manera increíble la votación por el aumento a los bienes personales propiciada por el Frente de Todos.

Allí también se dará un fuerte debate porque existen dirigentes que se oponen al pedido de Bullrich, que es apoyado por el sector más duro del PRO.

Para los que no están avisados, hay que decir que tres diputados llevaron a la derrota a la coalición que días antes había bochado el proyecto de presupuesto nacional:  Álvaro González y Camila Crescimbeni, ambos del PRO, y la radical cordobesa Gabriela Brouwer de Koning.

Sin embargo, Crescimbeni tiene un justificativo más que atendible: el día del debate del aumento a bienes personales le comunicaron que tenía Covid 19 por lo que no estuvo en el recinto y se quedó en su casa, como indican los protocolos.

El caso de González es diferente porque viajó a Alemania al casamiento de un hijo pero dijo que cuando se enteró de la nueva sesión quiso cambiar el pasaje pero no pudo y que no tenía dinero para pagar un vuelo privado. Lo último pareció una ironía poco conveniente a alquien que contribuyó a generar un lío de una magnitud todavía impredecible.

La tercera en discordia sería la cordobesa Gabriela Brouwer de Koning, quien se fue a Miami a encontrarse con su familia, que está en la Florida de vacaciones. Pidió disculpas a la gente y lo hizo usando un tono casi dramático pero un archivo la liquidó y demostró que mentía. Ella decía que no sabía nada de la nueva reunión de Diputados pero cuando ella todavía estaba en el recinto, la legisladora radical Silvia Lopilatto pedía la sesión especial para tratar el  incremento a los bienes personales.

Doble intención

En realidad, Bullrich reclama sanciones pero lo que en el fondo quiere es agitar la interna y, de paso, incomodar a referentes del radicalismo y a Horacio Rodríguez Larreta.

Álvaro González responde al jefe de Gobierno porteño y la titular del PRO procura echar sal sobre la herida y golpear al jefe de Gobierno porteño, uno de sus adversarios en la carrera presidencial de 2023.

Brouwer es del bloque Evolución que conduce Rodrigo de Loredo, aunque detrás de todo está Martín Loustau.

Acostumbrada al toma y daca en el barro de la política, Bullrich les hace pasar un mal momento a los radicales que no saben cómo hacer para justificar a la diputada oriunda de la ciudad de Río Tercero.

En el contexto provincial, quedan mal parados De Loredo y el intendente de Río Tercero, Marcos Ferrer, jefe político inmediato de la diputada viajera.

Por eso, la reunión será muy importante y seguramente habrá pase de facturas cruzados. En el radicalismo no hay voluntad de aplicar sanciones, aunque el caso tuvo una notable repercusión y obligó a los principales dirigentes de la coalición opositora a dar explicaciones que no querían dar.

Obviamente, la mayoría no se jugó y prefirió desencillar hasta que aclare. Dicho de otro modo: apelaron a una salida clásica, bien corporativa.