Una dimensión clave en los procesos sociales es la expectativa socioeconómica de los ciudadanos, pues esa variable influye en su comportamiento como consumidores y como votantes, lo que en un año de elecciones de medio término es gravitante. ¿Qué dicen las últimas encuestas? Existen matices en las mediciones: según el más reciente estudio nacional de Clivajes Consultores, hay 48,3% de optimismo versus 47,1% de pesimismo (gráfico arriba), lo que implica un empate técnico (la diferencia de 1,2 puntos porcentuales no resulta estadísticamente significativa). En cambio, según la consultora Acierto, el optimismo se ubica en 29,5%, el piso de la serie evolutiva desde septiembre de 2020, y el pesimismo alcanza un pico de 70,5% (gráfico abajo).

Expectativas y coyuntura en las encuestas

Muy diferente es el panorama según Management & Fit, con casi 19% de optimismo vs casi 61% de pesimismo (gráfico abajo), pero en este caso existe una categoría neutra que no está en los dos estudios anteriores.

Expectativas y coyuntura en las encuestas

Si hacemos un promedio entre los dos estudios comparables que miden las expectativas de manera polarizada, el optimismo roza el 39% y el pesimismo ronda el 59%. Sin embargo, sucede algo muy diferente cuando analizamos la expectativa a futuro no a nivel país sino personal: según Acierto, aquí el optimismo roza el 52% y el pesimismo alcanza 48,1%, un empate técnico (gráfico abajo).

Expectativas y coyuntura en las encuestas

¿Cómo interpretar estas diferencias? Un principio de explicación lo brinda la última encuesta de Circuitos Consultora realizada en provincia de Buenos Aires. Según ella, la perspectiva de optimismo y de estabilidad relativa roza el 40%, mientras que la pesimista ronda el 56% (gráfico abajo).

Expectativas y coyuntura en las encuestas

Cuando se cruzan esas respuestas, se advierte con nitidez el clivaje electoral: entre quienes creen que su situación va a mejorar, 54,5% tiene una intención de voto favorable al oficialismo (Frente de Todos/FdT) de cara a la elección de medio término de octubre, en tanto que entre quienes piensan que se mantendrá estable un tercio votaría al oficialismo. En cambio, entre aquellos que creen que su situación empeorará el 85,1% piensa votar a la oposición (gráfico abajo).

Expectativas y coyuntura en las encuestas

La correlación electoral es fuerte si se considera que el promedio de las últimas 10 encuestas arroja una intención de voto del 37% para el FdT en provincia de Buenos Aires, un guarismo que está en el mismo orden de magnitud del 40% que tiene expectativas optimistas o estables según Circuitos. Profundizando en el análisis, el mismo desacople que se observa entre las expectativas a nivel colectivo y la personal también aparece en la evaluación de la coyuntura presente: según Acierto, a nivel país apenas 20,1% califica de manera positiva la situación actual, contra casi 80% que la califica negativamente (gráfico abajo).

Expectativas y coyuntura en las encuestas

En cambio, el 46,1% califica positivamente su situación personal actual, contra casi 54% que la califica de manera negativa (gráfico abajo).

Expectativas y coyuntura en las encuestas

Cuando miramos las mismas variables en provincia de Buenos Aires, el resultado es el siguiente: casi 17% califica la situación del país como positiva, 24,4% como regular y casi 58% como negativa (gráfico abajo).

Expectativas y coyuntura en las encuestas

Asimismo, se confirma el clivaje preelectoral: entre quienes califican de manera positiva la actual situación del país casi 51% votaría al FdT, entre quienes la califican como regular votaría al oficialismo casi 37% y entre quienes opinan negativamente el 93,3% votaría a la oposición (gráfico abajo).

Expectativas y coyuntura en las encuestas

En síntesis, lo que vemos es que los electores que piensan votar al oficialismo en las elecciones de este año tienen expectativas socioeconómicas a nivel país más optimistas que quienes piensan votar a la oposición. Por otro lado, hay un relativo desacople entre la expectativa a nivel general y la expectativa personal: en la primera tiende a predominar el pesimismo, pero en la segunda hay un empate técnico con el optimismo. El mismo desacople se observa en la mirada sobre el presente: a nivel general predomina el pesimismo, pero en la situación personal hay una relativa paridad con el optimismo. Entonces, tenemos electores que son relativamente más optimistas en la percepción de su “metro cuadrado” (cómo está y cómo evolucionará su dimensión personal) y relativamente más pesimistas cuando caracterizan la situación general y el futuro. Cómo se crucen o se articulen esas dos dimensiones al momento de definir el voto en las elecciones de medio término será uno de los factores centrales para interpretar las tendencias.