En este año electoral el foco no está en la grieta entre los políticos sino entre la sociedad y la clase política. Sin embargo la sociedad no cuestiona a la política como herramienta para dar soluciones a sus necesidades. 

A pasado un año desde que el virus atacó a los argentinos.  Un año en el que se ha profundizado la necesidad de la gente de ser atendida y sin dudas las respuestas han sido insuficientes y las soluciones muy escasas.

Comenzó una segunda ola devastadora, no hay vacunas en cantidad suficiente para los países pobres, y pese a los ingentes esfuerzos del gobierno nacional, las soluciones y el alivio por la pandemia y la situación económica no parecen estar cerca aún. A éste cuadro se suma una oposición retrógrada que lejos de usar a la política como arma de transformación, se enfoca sólo en actitudes destructivas infectadas de contradicciones y disparates.
La clase política está en una burbuja alejada de la sociedad que sufre y padece. 

Éste es un año electoral y los enojos se van a concentrar sobre los políticos en general, tanto en los que tienen responsabilidades de gobierno, como en los opositores incapaces de sumarse a la gesta en defensa de la salud colectiva. 

La mayoría cree en la política pero no en los políticos, la mayoría empeoró su situación económica y calidad de vida en el último año. El aumento de los precios enoja a la mayoría y esto tendrá consecuencias electorales. Muchos valoran el esfuerzo que hace el Presidente pero pocos están satisfechos con los resultados. Hoy no es la pandemia la principal preocupación de las mayorías. La principal preocupación de los que apoyan el gobierno es la inflación, mientras que para la oposición el tema principal es la corrupción. Y esto es paradójico ya que el gobierno de Macri fue el más estructuralmente corrupto de la historia argentina aunque sus medios de prensa canalla lo oculten o minimicen. 

Cuando nos acerquemos al momento electoral, la gran pregunta que definirá el resultado será: Quién tiene la culpa de lo que nos pasa?. El oficialismo tendrá que controlar precios y vacunar a la mayor cantidad posible, y así la respuesta a la pregunta será que la culpa es de la herencia que quedó del desastre macrista. Y la oposición se enfocará en mostrar que la inflación avanza y que la vacunación fracasa y así la culpa será del gobierno. 

Esto demuestra que los políticos aún están lejos de la gente. El gobierno debería controlar precios y aplicar una cuarentena más estricta, y la oposición tendría que sumarse a los esfuerzos del gobierno para ayudar en el difícil momento económico y sanitario con propuestas de alternativas, y no lo hace.

Aún hay tiempo para cambios y reacciones pero los políticos deberán acercarse a las prioridades de la sociedad.