Trabajar en gestión pública es una gran oportunidad que algunas personas tenemos la suerte o el privilegio de experimentar en la vida. Gestionar nos plantea el desafío de pensar políticas públicas adecuadas a las demandas del contexto pero también al largo plazo y para cumplir con esa responsabilidad es preciso enriquecer el debate con distintos puntos de vista.

La jerarquización del Programa de Género de la UNC, al convertirlo en Unidad Central de Políticas de Genero, no fue sólo un cambio de organigrama sino la expresión más clara de la visión de un proyecto de universidad que busca convertir las políticas de género en políticas transversales. Esta transformación profunda requiere que seamos capaces de entender que los grandes cambios, si buscan consolidarse en el tiempo, requieren de consensos en su proceso de formulación.

Con esa visión, hemos encarado la revisión del marco sancionatorio de la UNC para fortalcer las herramientas de abordaje de las violencias de género en el ámbito universitario.

El mismo año del surgimiento de NI UNA MENOS, en 2015, la Universidad aprobó por unanimidad el “Plan de acciones y herramientas para prevenir, atender y sancionar las violencias de Género en el ámbito de la UNC” (Res. 1011/15). En aquella oportunidad, no se incluyó la modificación del régimen de sanciones administrativas que ya existía. En estos años de implementación, evidenciamos la necesidad de adecuar el marco sancionatorio.

Resulta claro, que el régimen sancionatorio preexistente, no fue pensado en función de casos de violencia de género y por ello, su revisión implica un arduo camino para adaptar normas y procedimientos a este nuevo paradigma. Por ello, el año pasado, presentamos ante el Consejo Superior el proyecto de reforma del régimen de sanciones administrativas que actualmente rige, para armonizarlo con las normativas vigentes, tanto a nivel nacional como internacional. Este cambio de paradigma, hacia un modelo que supere las insuficiencias del actual, nos permite fundamentar modificaciones tales como la ampliación de los plazos de prescripción para denunciar hechos de violencias de género; la colectivización de denuncias ante violencias desplegadas sistemáticamente; la ampliación del ambito de aplicación, superando el criterio rígido de competencia por espacio físico e incluyendo, por ejemplo, los espacios y medios virtuales. Las reformas planteadas, también, invitan a repensar el rol de la persona denunciante en el proceso, reconociéndole mayor participación en la investigación, el derecho a ser escuchada, a que se respete su privacidad y a requerir medidas de protección para su seguridad, entre otras.

El desafío es impregnar con perspectiva de género un reglamento que fue pensado desde otra lógica y hacerlo sumando voces y miradas en su proceso de construcción. Por ello, a través de reuniones con autoridades, espacios de género y feminismos de la UNC, áreas jurídicas de las facultades, consiliarios/as estudiantiles, gremios de docentes, nodocentes y estudiantes, hemos iniciado un proceso de discusión para construir los consensos que nutran los cambios.

Somos plenamente conscientes que una sanción no garantiza un cambio de conducta, por eso seguimos trabajando en otras líneas de acción, como la prevención, la construcción de datos, la atención psicológica para contener y acompañar, el espacio de masculinidades. Impulsamos las instancias de formación que implica la Ley Micaela, y bregamos por la transversalización de contenidos con perspectiva de género y enfoque en derechos humanos en las currículas de todas las carreras.

La Universidad pública, gratuita y laica, tiene la responsabilidad de receptar las demandas de la sociedad y a partir de esos insumos pensar la mejor política pública para su comunidad. Desde nuestro espacio, consideramos muy importante el modo de construir esas políticas públicas, posicionándonos desde el paradigma de los feminismos, creando los consensos necesarios para avanzar desde el respeto por la diversidad, el pluralismo, democratizando la información y promoviendo la participación de todos los sectores que son parte de la universidad que sequimos construyendo.