El problema de la Seguridad, o mejor expresado, de la Inseguridad está atravesando horizontal y verticalmente nuestra Sociedad. En casi todos los barrios la cuestión sensibiliza a nuestros vecinos por haberla sufrido personalmente o sus parientes o sus amigos. Pero además, porque entre los temores instalados en la sociedad, uno de los más importantes es el miedo a ser víctima de la violencia urbana.

Cuanto más grande es la ciudad, mayores son los problemas de Seguridad. Porque la Inseguridad es un problema profundamente urbano. Los problemas sociales se exacerban en la ciudad, al igual que cualquier estímulo hacia la violencia, desde los juegos violentos, las redes sociales, hasta los problemas derivados de las drogas. Pero además, a medida que aumenta el tamaño de las ciudades, disminuye el conocimiento y la comunicación entre sus habitantes y con ellos su carácter de comunidad y de lugar para el encuentro y la convivencia.

Inseguridad Urbana: columna de Álvaro Ruiz Moreno

Al interior de los barrios la gente se conoce y en consecuencia reconoce también a quienes pueden potencialmente haberse acercado al sector para delinquir. El ámbito barrial entonces, aparece como el indicado para el establecimiento de lazos solidarios de protección y es el municipio el principal promotor que debe estimularlos.

Además de ese concreto rol de promotor, el municipio tiene el poder de policía en un amplio conjunto de cuestiones que se relacionan con esa convivencia. Mi opinión es que muchas de esas materias se vinculan directamente con la seguridad ciudadana. El alumbrado público, el transporte urbano, la higiene y desmalezamiento de plazas y baldíos, la reglamentación de la venta de determinados productos como la fana y el alcohol, e incluso el arreglo de las calles por ejemplo. Tomemos por caso el tema de los baldíos. Podrían cederse en comodato por sus dueños a la municipalidad y así se convertirían en espacios verdes iluminados y limpios mientras dure el contrato o hasta que el propietario decida vender o edificar sobre el terreno. También podría permitir que los Centros Vecinales u otras Asociaciones Barriales se hagan cargo de la limpieza y desmalezamiento por convenios específicos. 

Estas normas serán muy sencillas de poner en funcionamiento porque no influyen sobre el bolsillo de los contribuyentes y mejoran la higiene urbana a la vez que constituyen medidas de prevención de la salud y de la seguridad ciudadana. Porque los baldíos sin desmalezar generan un refugio para los delincuentes o para ocultar objetos robados en la vía pública.

Hay una directa relación entre los servicios municipales y la seguridad y por lo tanto el gobierno de la ciudad debe articularse mejor, para arriba con la Policía Provincial y para abajo con las organizaciones barriales que son las que mejores conocen el mapa de la inseguridad urbana.