Juan Schiaretti irrumpió en la escena cuando la campaña electoral todavía está en pañales y clavó un mojón: dijo “aquí estoy” y, por las dudas, avisó que para su retiro falta un montón.

El gobernador seguramente apuesta a reducir la enorme diferencia que le sacó Luis Juez a Alejandra Vigo en la Paso y, de paso, intentar recortar las alas del candidato más incómodo que tiene el peronismo para 2023.

Para Juez, esta elección legislativa es nada más que una escala en su carrera por buscar por tercera vez llegar a la Gobernación. Ese sueño del jefe del Frente Cívico tiene algunos obstáculos: Martín Llaryora, que hoy es el candidato mejor posicionado del justicialismo, aunque lógicamente algunas cosas pueden cambiar y mucho en los próximos dos años. El otro es Rodrigo de Loredo, que fue el candidato más votado en las Paso y liderará la boleta de Juntos por el Cambio a la Cámara de Diputados de la Nación.

Es factible que el actual concejal opositor De Loredo comience a escalar posiciones dentro del radicalismo y ya pueda marcar algunas pautas a nivel interno. Esta elección Paso le dio voz de mando y autoridad como para soñar con ponerse al frente. Él ha dicho más de una vez que su aspiración es ser candidato a intendente. También habla muy bien de la relación que viene construyendo con Juez, pero eso no es un inconveniente para que, llegado el caso, cambie y pretenda aspirar a ser candidato a gobernador.

Decimos esto porque bien cabe preguntarse si el radicalismo se acomodará mansamente detrás de la figura del líder del Centro Cívico. Ya en la campaña los radicales se enojaron con Llaryora cuando dijo que Juntos por el Cambio llevaba un peronista como candidato a senador.

De momento son todas especulaciones de las que se habla en el sistema político cordobés porque la elección de noviembre estaría terminada y no habría el más mínimo espacio para las sorpresas si no pasa nada extraño en las próximas semanas. Sólo restaría conocer el número de diputados que sacarán Juntos por el Cambio y Hacemos por Córdoba y qué será de la vida del atribulado Frente de Todos cordobés, donde la interna y las críticas cruzadas crecen con el correr de los días.

Con el traje planchado

Pero volviendo a Schiaretti, desempolvó el traje de opositor y lo está usando en todas sus apariciones públicas y para rubricar algunos actos de gestión. No es sólo por una cuestión sanitaria que Córdoba no se haya sumado a la propuesta nacional de hacer optativo el uso del barbijo en lugares públicos. Hay ahí una argumentación política para diferenciarse y marcar territorio. La Nación también dispuso que los establecimientos gastronómicos y dedicados al espectáculo concluyan sus actividades a las 3 AM. Acá, se resolvió que sea a las 2 AM. Una diferenciación casi quisquillosa podría decirse…

El plan del gobernador está claro en el corto plazo aunque, de paso, le abre la puerta a sus amigos que quieren edificar un plan nacional para 2023. Allí la cuestión se hará mucho más empinada porque tendrá que ponerse en la fila de referentes justicialistas que se sienten con aspiraciones y que ostentarán victorias conseguidas en el medio término. En el entorno schiarettista tampoco ven plausible que el jefe del Ejecutivo provincial quiera aceptar la invitación de Horacio Rodríguez Larreta para secundarlo en 2023 en una eventual fórmula provincial. Aceptar eso sería aceptar el rol de furgón de cola del referente del PRO. Y eso no está en los genes del gobernador.