"Una cosa es que al default lo provoque una deuda con acreedores privados –como pasó en 2001– durante la gestión de Adolfo Rodríguez Saá y otra muy distinta que a ese default se llegue por un incumplimiento con el FMI, gobernado por los países más fuertes de la tierra En el último caso, los riesgos son mucho más importantes”.

Así razonaba un experimentado observador del Congreso nacional ante las fuertes discusiones por el acuerdo con el Fondo Monetario Internacional, que la Casa Rosada anhela que se le de media sanción el 10 de marzo en la Cámara de Diputados. Sin decirlo, sugería que rechazar el proyecto oficial es peligroso. Las palabras cobran envergadura porque se trata de un operador de la oposición.

Las internas son contundentes en todos los bloques y en algunos casos podrían decirse que consiguen el adjetivo de feroces. La postura por el Fondo es un elemento más, pero hoy por hoy se convirtió en el principal leño que aviva esa hoguera.

El sector de Alberto Fernández busca por todos los medios neutralizar a Máximo Kirchner, líder de los que rechazan el acuerdo. Por estas horas, entre los 118 parlamentarios oficialistas, no más de 80/90 seguirían lo exigido por la Casa Rosada (hacen falta 129 adhesiones).

En los últimos días, La Cámpora difundió videos con mensajes del hijo de Cristina Fernández con un tono durísimo hacia el Fondo. Pero desde ese sector aclaran: “En ningún momento de los videos se hace referencia a la votación”. Deja una puerta abierta.

Los escuderos de Alberto tienen una aspiración de mínima: que Máximo y los camporistas se abstengan de votar pero que den quórum, hoy comprometido (dato este último que no hay que subestimar).

En el caso de los kirchneristas cordobeses no hay definiciones totales, pero sí algunas cosas que se pueden inferir. El único que dijo que acompañará el proyecto oficialista es Eduardo Fernández, dirigente muy cercano a Carlos Heller, una de las espadas legislativas del Presidente.

Pablo Carro condicionó su definición a lo que digan los sectores sindicales a los que representan, pero hay que recordar un dato: su inclusión en la lista de candidatos se debió a un pedido expreso de Máximo Kirchner, de modo que no sería para nada extraño que vota como el santacruceño.

Gabriela Estévez se mantiene en riguroso silencio pero también puede requerir que aguardará la definición de sus jefes políticos. Cristinista confesa, tal vez esperará para votar en bloque.

Alberto Fernández designó al presidente del cuerpo, Sergio Massa, y al jefe del bloque del Frente de Todos, Germán Martínez, para lograr un acompañamiento en votos al meneado proyecto que establece el acuerdo con el organismo multinacional de crédito.

Los tres schiarettistas cordobeses en Diputados ya confirmaron que darán quórm pero que se abstendrán, aunque el Frente de Todos no se rinde e insiste con negociar para que cambien de postura.

La oposición está dividida

En los bloques opositores las discusiones también se multiplican. En el PRO, por ejemplo, esta cuestión divide a halcones y palomas, aunque las voces cantantes la tienen los legisladores que tienen formación en economía. Luciano Laspina lidera a los que rechazan de plano el acuerdo para refinanciar la deuda tomada por el gobierno de Mauricio Macri que, se sabía, era imposible de pagar. Debe recordarse que ese crédito fue impulsado por el ex presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, con un claro objetivo: lograr la reelección del cacique del PRO. Con las cartas destapadas, se advierte que la estrategia chocó contra la realidad.

Mucho más moderados y advirtiendo los riesgos que podrían ocasionar un nuevo default, Hernán Lacunza –ex ministro de Economía– evita tomar posiciones tajantes frente a este tema y es proclive a avalar el proyecto de ley, aún señalando fuertes cuestionamientos.

Los radicales, a su vez, navegan en sus indefiniciones pero no hay mucho para recalcarles: en el gobierno de Macri tuvieron nula responsabilidad porque el entonces jefe no los participó y les concedió un rol absolutamente secundario. Apenas si los habilitó a maniobrar en el Congreso de la Nación.

Los cordobeses no están definidos y el senador Luis Juez, por ejemplo, propone pedir una reunión con el gobernador Juan Schiaretti para analizar esta situación.

Se vienen días movidos y un jueves complicado, si es que Alberto Fernández logra sentarse a la mayoría de los miembros de la Cámara Baja y debatir el acuerdo. Conseguir el número mágico de 129 votos positivos sería como sacar el primer premio de la Lotería.