La mayor parte de las muchas causas judiciales que el Poder Judicial macrista abrió contra Cristina, se han archivado por ausencia de delitos y de pruebas. No obstante ello, los líderes de Juntos por el Cambio y sus remedos de la ultra derecha, la siguen acosando con declaraciones, con silencios y con titulares en sus medios hegemónicos. Agreden y promueven falsos juicios cuyo único denominador común es que lesionan las garantías legales y el debido proceso. 

El incalificable atentado sufrido por Cristina no sólo tiene como objetivo borrarla de la vida pública, sino atacar los ideales que Cristina representa para una parte importante del pueblo Argentino. Lo que el grupo extremista buscó fue enterrar los valores supremos de la democracia, cometiendo el delito de Magnicidio. En menor escala delictiva es lo mismo que pretenden los funcionarios del juicio Vialidad, cuando piden su inhabilitación perpetua para ocupar cargos públicos. Si resulta cierto lo que demostró el abogado de Cristina, esos Fiscales cometieron el delito de prevaricato con el sólo fin de desaparecerla de la función pública en el futuro de Argentina. 

Lo que aún no entienden la derecha y la ultraderecha es que Cristina es un símbolo y que su figura trasciende esta coyuntura. Ella está más allá y el lawfare en su contra tiene sólo el propósito de impedir un nuevo gobierno popular en Argentina. Lo que está en riesgo es la continuidad democrática. A la derecha ya no le alcanza con una guerra legal y ahora comienza a crear condiciones para una guerra de extremistas. Los violentos se sienten avalados por muchos Medios y por la connivencia de algunos líderes neoliberales que niegan el atentado realizado contra el 

La obligación de las fuerzas progresistas, la columna de Álvaro Ruiz Moreno

Sistema Democrático. 

Las acciones terroristas que hemos visto, así como las que lamentablemente vendrán, forman parte de una campaña mucho más grande. Tienen en la mira cualquier proyecto popular que pretenda resguardar los derechos de los desposeídos, en detrimento de las bestiales ganancias de explotación, con las que se llevan los recursos y la riqueza de la Argentina. Hoy el gran desafío es estar alerta en defensa de la Patria y promover el encuentro, la pacificación y el respeto entre todos los actores que quieran defender a la Democracia como sistema de convivencia pacífica. 

La víctima no es sólo Cristina, son todas las fuerzas progresistas de la Argentina. El lawfare y los terroristas persiguen los mismos fines, con diferentes métodos. Los líderes democráticos tienen la obligación moral de convocar a la unidad nacional y también tienen que crear las condiciones para que ésa unidad se torne posible cuanto antes.