Después de la condena de Cristina queda una sensación de indefensión absoluta. Pareciera que todos estamos a merced de delincuentes disfrazados de jueces, empresarios y periodistas. La democracia está siendo salvajemente ultrajada, tal y como lo hicieron los golpistas históricamente. La sensación que queda a una parte importante del pueblo argentino es de desazón, impotencia y profunda tristeza.

Para el macrismo la condena a inhabilitación perpetua de Cristina, representa un alivio y además la certeza que la mafia judicial que han creado funciona perfectamente bien y con impunidad total, tal como queda demostrado con el viaje de jueces, ex espías, funcionarios de Larreta y los dueños de Clarín a la casa del inglés que se robó un lago. Les llevó tiempo crear esta red de tramposos y delincuentes. Hoy han llegado al paroxismo con la proscripción de la Vicepresidenta de la Nación.

Cualquier ciudadano ahora podrá ser víctima indefensa de esta caterva de coimeros y bandidos. Este ha sido el más fuerte mensaje dado por la prensa hegemónica y los que siempre estuvieron detrás de los golpes de Estado. Cualquier persona inocente a quedado a un paso de la prisión preventiva y de causas judiciales armadas y falaces. Hasta la honra de cualquiera ha quedado en manos de medios inescrupulosos, expertos en el armado de noticias falsas.

Para los argentinos de bien son días de profunda pena. Cristina apela al veredicto de la historia y no quiere un estallido de sus adherentes y simpatizantes. El Presidente, que podría hacer mucho, sólo se limita a lamentar la condena de una inocente. Pero lo cierto y real es que Cristina es la líder política con más seguidores en la Argentina y toda esta grosera persecución, sólo hace que aumente el amor incondicional de sus acólitos, que contienen impotencia con los dientes apretados y los puños crispados.

La podredumbre de la banda judicial y mediática genera desamparo en los argentinos. Han logrado hacer crujir la democracia. Los tres poderes están en riesgo. El Poder Judicial Federal ha demostrado que no imparte Justicia. La Camara de Diputados ya no sesiona como debe porque la oposición está concentrada en dar un golpe institucional. Finalmente el Poder Ejecutivo es de una tibieza exasperante. Pudiendo intervenir a Comodoro Py, pudiendo restablecer la Ley de Medios por Decreto y pudiendo dictar DNU para muchísimos temas, se limita a hacer lo mismo que con Vicentín: nada.

La sentencia que sí salió es una bala contra la democracia, por Álvaro Ruiz Moreno