En la última década, el movimiento antivacunas ha crecido en el mundo, lo cual supone una amenaza a la salud pública que se agrava en tiempos de pandemia global como la generada por la aparición del Covid-19. En este contexto, una encuesta global realizada por WIN Internacional detectó que un promedio de siete de cada 10 personas en el mundo dicen que se aplicarían una vacuna contra el coronavirus. Los países de la región Asia-Pacífico muestran la mayor predisposición a la vacunación, con Vietnam, India y China ocupando el podio con tasas por arriba del 90% de predisposición acumulada (sumando a quienes dicen que seguramente se vacunarán + quienes dicen que lo harán probablemente). En tanto, en Latinoamérica el podio lo ocupan Brasil, México y Ecuador, con predisposiciones entre el 80% y 85% respectivamente. Argentina, con 76%, aparece en cuarto lugar en la región, unos 6 puntos porcentuales por encima del promedio global y en la posición número 14 de los países relevados en ese estudio, casi a la mitad de la tabla (gráfico arriba). 

A su turno, una encuesta nacional realizada por la consultora Ricardo Rouvier & Asociados a fines de noviembre (antes de que llegaran las primeras vacunas al país) arrojó que casi un 49% de los adultos argentinos confía en todas las vacunas que el gobierno nacional piensa comprar para controlar la pandemia, mientras que 12,4% confía en algunas y 20,4% desconfía de todas, posición que podríamos asociar a la postura antivacunas; 18,5% no sabe (gráfico arriba). Como referencia, ese 48,7% de confianza en todas las vacunas está en el orden de magnitud del voto obtenido por el Frente de Todos en octubre de 2019 (48,24%). Según la consultora Real Time Data (RTD), la proporción de electores sin preferencia es aún mayor: 55%, si bien distribuidos de manera asimétrica por voto anterior. Entre quienes votaron por Alberto Fernández en 2019 casi 7 de cada 10 no tienen preferencia por ninguna vacuna en particular, actitud que desciende al 42% entre los votantes de Mauricio Macri (gráfico abajo). Del mismo modo, la posición antivacunas entre los electores de Juntos por el Cambio más que duplica los del oficialismo. 

El análisis de preferencias general por vacunas arroja una ventaja para la de Oxford-AstraZeneca (13%), con empate para Sputnik y Pfizer (ambas con 7%). Entre los electores del oficialismo saca ventaja la rusa, mientras que entre los de JxC se impone la de origen británico que se fabricará también localmente.

Otro estudio, en este caso el último realizado por la consultora Management & Fit, reporta que 41,3% está dispuesto a vacunarse de manera inmediata, mientras que 28,5% prefiere esperar unos meses. Esta actitud permeable acumula casi 70% (69,8%), versus 24,1% que dice que no tiene pensado vacunarse, algo mayor al 18% antivacunas que veíamos en el estudio de RTD. Las predisposiciones inmediatas más altas se dan en los adultos de 40 años o más y los niveles socioeconómicos (NSE) bajo y alto (44,2% y 43%, respectivamente), mientras que la posición antivacunas más fuerte aparece en el NSE medio (28,8%) y los menores de 40 años (29%). Si hacemos un promedio de los cuatro estudios que venimos citando, tenemos un 72,2% de permeabilidad a la vacuna y un 21,6% de antivacunas en nuestro país.

Según la última encuesta realizada por la consultora Proyección en la provincia de Buenos Aires (PBA), el 57% de los electores de ese distrito se aplicaría la vacuna contra el Covid-19, mientras que casi 21% dice que no lo haría y casi 22% no sabe (gráfico arriba). Si tenemos en cuenta que en PBA Alberto Fernández alcanzó 52,2% de los votos en 2019, nuevamente la postura favorable a las vacunas se ubica en el mismo orden de magnitud que el caudal oficialista, lo que sugiere la presencia de una regularidad estadística.

Finalmente, profundizando en el análisis, el 83,4% de los electores de la PBA está muy de acuerdo o de acuerdo con la decisión del gobierno nacional de que los primeros grupos en vacunarse sean los trabajadores esenciales y las personas de mayor riesgo (gráfico arriba).