Dentro de 40 días habrá elecciones en la Argentina y la mayoría de los análisis giran en torno de los 6 millones de votos que perdió el Frente de Todos o de los 2 millones que perdió Juntos por el Cambio. Sin embargo lo que debería analizarse es cómo influyen en el futuro mediato del país las posiciones progresistas del Gobierno nacional o las conservadoras de la oposición. Porque en esto está la clave del rumbo y de las consecuencias para los próximos dos años.

Algunos políticos oficialistas plantean que hay que discutir sobre el modelo de Estado y eso no es lo correcto porque ese modelo ya fue definido por la Constitución Nacional y es el Estado Social de Derecho. No es esa la discusión correcta. Lo que hay que poner en debate son los límites que el Estado debe poner al Mercado porque sin un Estado ocupándose de la equidad sólo hay futuro de mayor pobreza para los Argentinos.

Más importante que la elección de noviembre son los próximos dos años porque tenemos un Congreso rengo que tiene dificultades para aprobar leyes indispensables y también tenemos una Corte Suprema muy cómoda en sus privilegios que no imparte Justicia. El resultado electoral puede cambiar la correlación de fuerzas en las Cámaras a favor o en contra, pero nada cambiará sin una decisión política más fuerte desde el Poder Ejecutivo Nacional.

La Oposición está envalentonada por el resultado de las PASO y saben que sumaron casi medio millón de votos de sectores de clase media que antes habían votado por el Frente de Todos. Están enfocados en tratar de evitar que algunos de sus votantes emigren hacia posiciones de ultraderecha y para eso endurecen su discurso y su conservadurismo. Pero tienen dos problemas, no pueden exhibir un modelo exitoso porque el desastre macrista está aún muy fresco en el recuerdo y no tienen poder para reprimir si los sectores pobres y mayoritarios comenzarán a manifestarse en las calles y en los votos.

Los que piensan que la post pandemia traerá calma y tranquilidad se equivocan. El mundo está destrozado y afronta crisis económica y ambiental extrema. Esto va a impactar muy fuerte en los países pobres como el nuestro. Se avecinan dos años de mucha turbulencia y habrá seguramente dos opciones para encararlos. Unos querrán imponer un país para pocos donde se "mueran de hambre los que se tengan que morir" y otros tratarán de construir un país inclusivo donde no se vendan los sueños ni las esperanzas de los Argentinos.

La pobreza alcanza al 50 % de la población y los pobres están organizados y en movimiento.  como señala muy bien Juan Carlos Torres (ex funcionario de Alfonsín).  El Estado Social de Derecho es la contraparte de esta economía informal  organizada que puede ser generadora de empleo y que reconoce al Estado como contraparte como dador de salarios, herramientas y créditos. Esto podría generar en el futuro mediato un ensamble entre la informalidad y la formalidad lo cual sería una experiencia formidable para Argentina y para el mundo. Pero eso solo podría ser posible por un Gobierno popular que es el único capaz de construir un mejor país y un mejor futuro para los Argentinos.