Pese a tres años y medio plagados de decisiones equivocadas, el presidente Mauricio Macri mantiene intactas sus posibilidades de lograr la reelección, probablemente en un eventual segundo turno electoral.

La Capital Federal y Córdoba son los dos distritos en los que Macri tiene su principal potencial, según lo marcan todas las encuestas y lo indican los resultados de comicios anteriores.

El país soporta una prolongada recesión, altos niveles de desempleo, el crecimiento de la pobreza, la explosión del dólar que ahora se encuentra en una meseta casi forzada y, entre otros aspectos, tasas altísimas que traban cualquier esfuerzo de incentivar la producción.

¿Por qué Macri está en condiciones de continuar un período más en la Casa Rosada entonces?

Porque la sociedad argentina descree de las propuestas de la oposición y en un buen porcentaje no quiere repetir otra gestión del kirchnerismo. Hay experiencias recientes que duelen y que no se olvidan.

Con algunos ejemplos groseros, otros en duda y varios en investigación, los hechos de corrupción salpican el trajecito blanco de Cristina Fernández de Kirchner. Aunque en muchos casos la prueba no es contundente, existe la sensación de que las arcas del Estados fueron saqueadas.

Tal vez, uno de los méritos del macrismo en estos últimos cuatro años es el respeto por el otro, el tono medido, inclusive para disentir. Y eso el ciudadano lo contrapone con el verbo casi violento de muchos dirigentes y militantes kirchneristas, la confrontación, la falsa dicotomía amigo-enemigo y la descalificación y subestimación del que no se enrola rápidamente.

Sin dudas, ese votante que no quiere que se repita la década kirchnerista prioriza y pondera otros valores antes que la economía. No hay otra manera de explicar cómo una administración que tiene altísimos niveles de desocupación y pobreza se encuentre con las chances de seguir en la Casa Rosada. Bien, técnicamente no se pueden comparar los índices con la administración del interior, puesto que los números del Indec resultan amañados y preñados de imprecisión.

Aquella afirmación que indicó Cristina sobre que Argentina tenía desocupación menor a la de Alemania hoy sólo es una mueca graciosa o triste, de acuerdo desde dónde se la mire.

En nuestra provincia, José Manuel de la Sota edificó el principal polo de oposición a la expresidenta y tal vez sin pensarlo, armó una estructura dialéctica que terminó doblegando en las urnas a los kirchneristas. La discriminación de la que fue objeto la provincia fue un bumeran para esa corriente justicialista.

Nunca podrá probarse, pero los K nunca pudieron desmentir la frase que De la Sota le atribuyó a Carlos Zannini: “Que los cordobeses se cocinen en su salsa”.

El ultra kirchnerista Carlos Zannini, -exsecretario de Legal y Técnica de Cristina y oriundo de Villa Nueva- lo negó pero fuera del kirchnerismo prácticamente nadie le creyó. Eso fue una bola de nieve que llevó a Macri a obtener un 51 por ciento de los sufragios en la primera vuelta y más del 70 en el balotaje. Algo impensado.

El estilo y las formas kirchneristas hicieron que el sistema de medios abrazara al macrismo al que veía como única opción válida para frenar la avanzada. Y eso se ve en estos días.

También es importante el rol de la propaganda. La campaña de Juntos por el Cambio es moderna, práctica y en estos días apunta deliberadamente a buscar los votantes de derecha, enojados con la administración del expresidente de Boca Juniors.

Como contrapartida, el Frente de Todos a la cabeza y el resto de las fuerzas opositoras despliegan campañas antiguas que no conmueven al electorado. Y como frutilla del postre Alberto Fernández viene a Córdoba y se mete en discusiones casi sin sentido con periodistas de todos los colores. Y eso tiene un impacto nacional que en nada lo beneficia.

Así es como un gobierno con paso destartalado se mantiene de pie y con posibilidades de repetir. La crisis económica goza de buena salud, pero el elector, además de lo dicho, elogia que el dólar de momento no mueva sus alas.

El control del valor del dólar por ahora funciona. Habrá que ver si los alfileres que lo sujetan llegan a la primavera. Eso también será determinante.