Cuando ya los partidos políticos no pueden disimular más y deben afrontar que están poniendo todas sus energías en la elección de medio término, el peronismo de Córdoba afronta un desafío singular.

La pandemia nos cambió la vida a todos y no se puede ignorar que esta compulsa electoral tendrá a la lucha contra el coronavirus como su eje central. Así pasó y pasa en todo el mundo y Argentina no será la excepción.

Para Juan Schiaretti no será una elección más porque pone en mucho en juego, especialmente lo que tiene que ver con su futuro político en el corto y el mediano plazos.

A pesar de sus contradicciones y sus errores, Juntos por el Cambio obtendrá una victoria clara, según lo apuntan la inmensa mayoría de las encuestas. Esto tiene algunas razones elementales: el marcado antikirchnerismo cordobés ve a Mauricio Macri como el hombre adecuado para enfrentar y eventualmente derrotar al Frente de Todos.

“Córdoba no es macrista, es básicamente antikirchnerista”, suele repetir a voz de cuello un analista de opinión pública, cuando debe explicar el fenómeno que se da en estas pampas. Y en ese esquema, el peronismo se queda con el segundo lugar en la tabla de posiciones, aunque en este caso concreto habría que hablar de “los dos peronismos”.

La liga schiarettista aglutinada en Hacemos por Córdoba, conserva las características del peronismo tradicional y de un partido de provincia. El cordobesismo que inauguró José Manuel de la Sota se continúa ahora con Juan Schiaretti, quien busca identidad a partir de la diferenciación con la Casa Rosada. Ese es un aspecto interesante y a tener en cuenta para observar el comportamiento del gobierno provincial.

En un partido aparte, enfrentará al kirchnerismo-albertismo que se nuclea en el Frente de Todos y que tiene como principal referente a Carlos Caserio, primer candidato a senador que le disputará a Alejandra Vigo, la esposa del gobernador Juan Schiaretti, la banca por la minoría en la Cámara de Senadores.

Una derrota a manos del kirchnerismo sería algo más que un fiasco para el gobernador, cuyo horizonte político se vería disminuido considerablemente. “No  nos podemos permitir un paso en falso”, se sinceró un calificado vocero del schiarettismo al evaluar el cuadro de situación.

De todas maneras, hay que dejar andar la campaña antes de apresurarse con los pronósticos. Por más polarización que exista, el schiarettismo tiene posibilidades ciertas de imponerse al Frente de Todos. “No hay que subestimar nunca a un partido político que ejerce un gobierno, tiene siempre una fortaleza formidable”, solía repetir el fallecido Eduardo Angeloz al analizar las confrontaciones electorales en las que un partido con gestión competía en las urnas.

De sufrir una derrota, el gobernador podría aspirar a poca cosa desde lo político, aunque en su entorno aseguran que el transpié “no está en los planes”.

Por el momento y aunque con marcada mesura, estrategas políticos continúan trabajando en el proyecto nacional de Schiaretti. Un proyecto que tanto seduce a Horacio Rodríguez Larreta, quien quiere llevar al cordobés como compañero de fórmula en 2023.

El principal habitante del Panal ya descartó ese convite, aunque siempre hay lugar para segundas oportunidades. Como para alejar las especulaciones, los soldados del gobernador dicen que ahora empieza a jugarse el partido de las Paso y que la buena gestión de la crisis sanitaria será fundamental. Tiran la pelota afuera puede decirse en estos tiempos, en los que Messi y compañía nos sacan un poco del tedio de la pandemia y nos hacen mirar la pelota con alguna esperanza.