No hay sorpresas porque los candidatos ya spoilearon el final
Existen pocos registros en Córdoba de una campaña electoral en la que los candidatos no disputen la victoria porque todo ya está definido. Los postulantes se pelean por el segundo lugar, o bien por lograr entrar al selecto grupo que representará a Córdoba en la Cámara de Diputados de la Nación. La lucha por el Senado también está definida, de modo que las incógnitas pasan por saber cuántos parlamentarios conseguirá cada fuerza.
Las encuestas hablan de unas cifras casi imposibles de creer porque le asignan a Luis Juez prácticamente un 55 por ciento de los votos, cuando en comicios generales anteriores –aunque para otros cargos- andaba a los revolcones por el piso. La gente decidió redimirlo porque lo ve como el principal oponente al kirchnerismo. Y no es ninguna noticia decir que este distrito vendría a ser algo así como la catedral del antikirchnerismo.
Desbordado por la ola Juez-Rodrigo de Loredo, el peronismo se planteó un objetivo: no perder por tanto. Por eso, en su estrategia de campaña casi desapareció el “Ellas” con que el soñaron cautivar al electorado para promocionar a Alejandra Vigo y Natalia de la Sota. También hicieron un bollito las “20 propuestas”, otra de las piezas de campaña que el electorado no tuvo en cuenta.
Y salieron a tratar de recuperar el espacio perdido con la principal estrella del peronismo: el gobernador Juan Schiaretti, a quien sus estrategas –obligados- sacaron de la habitación de aislamiento y lo empezaron a pasear por los medios. Fuertes críticas del cacique peronista contra el kirchnerismo y el gobierno de Alberto Fernández fue la receta. También el intendente de Córdoba, Martín Llaryora, fue llamado a jugar sus fichas para intentar recuperar votos.
En el peronismo se preguntan si no es tarde, pero los propios dirigentes se resignan al decir: “Es lo que hay”.
Por el honor
En una entrevista que concedió a Vuelo Nocturno de nuestro Canal 10 (domingo a las 21), Llaryora respondió una pregunta que directamente aludía a sus aspiraciones a suceder a Juan Schiaretti. Concretamente dijo: “Para mí sería un honor ser candidato a gobernador”.
Después, opinó que la mejor campaña es la gestión y de inmediato incorporó otro concepto novedoso, pensando en las próximas elecciones a cargos ejecutivos: la gente sabrá dónde lo ubica, si como gobernador o intentando ser otra vez intendente de Córdoba.
Hasta el momento, nadie o muy pocos habían hablado de un segundo período del actual jefe municipal, lo que habilita una nueva puerta que conduce a la sala de las especulaciones.
No se esperaba que Llaryora habilite el escenario 2023 en una declaración pública, aunque está más que claro que su nombre ya picó en punta en la carrera por la sucesión de Schiaretti y que dejó bastante atrás al vicegobernador Manuel Calvo, quien fue derivado por el propio gobernador a la lucha por el Palacio 6 de Julio.
Del otro lado del puente, Luis Juez y Rodrigo de Loredo saborean la victoria pero evitan hablar de lo que viene, al menos de manera directa.
El domingo 14, en los balcones de la victoria de Juntos por el Cambio se verán carteles con la leyenda: Juez 2023. No habrá mayores especificaciones, aunque se desprende que se trata de su aspiración a ocupar El Panal.
La duda es ver la actitud que adoptará el radicalismo, luego del domingo 14. ¿Seguirá fiel a la dupla con Juez o pensará independizarse y buscar volver al poder con hombres propios?
Ese es el mayor desafío para los socios mayoritarios de Juntos por el Cambio. De momento, algunos juecistas sugieren con tono inquisidor que los schiarettistas alentarán a la UCR para que en 2023 presente una lista con candidatos propios.
Bien, insólitamente despejado el panorma del 14 de noviembre, todo lleva a profundizar los análisis de la competencia por 2023, que se presume atrapante.