La designación de la nueva Ministra de Economía posiblemente sea una de las últimas balas que le quedan al Gobierno Nacional, para reconstruir la legitimidad popular que está perdiendo. Tiene en contra a una oposición destructiva y también a una situación de internismo infantil entre los propios miembros del Frente de Todos. A esto se suma un estilo de comunicación, que por momentos parece ridículo por lo ineficaz frente a la perfidia de los Medios hegemónicos, cuyo único propósito es sembrar odio. Los logros alcanzados en la economía aún no llegan al bolsillo de la mayoría y éste tramo final que se ha iniciado, es la última posibilidad de recuperar los votos perdidos. Es ahora o nunca.

La Derecha parece desquiciada y lanza ataques tan desesperados como obscenos y ridículos. Con las mentiras llevadas al extremo sólo lograrán lo que le pasó a Milei que, de tan sobreactuado, perdió credibilidad en tiempo récord.  El escudo de Batakis contra tanto agravio y rabia, sólo será fuerte si el Frente gobernante se mantiene unido. Para ello deben dejar de actuar como niños enojados, sobretodo sus cabezas principales. No puede volver a ocurrir que una lúcida e indispensable Abuela, deba llamarlos a la sensatez y al buen juicio. Alberto, Cristina y Massa juntos, deben dar las respuestas que la gente necesita hoy. No es sólo más plata en los bolsillos, ni menos inflación, sino devolver la esperanza que se va perdiendo. 

El espejo en el que deberán mirarse los dirigentes del Estado Nacional es la Liga de Gobernadores. Allí podrán ver reflejados los enojos y los aciertos. Los Gobernadores están en contacto directo, al igual que los Intendentes, con el termómetro popular. Además tienen el poder de juntar o separar las fechas electorales. Esto les da una enorme influencia, para la etapa que se ha iniciado a partir del alejamiento de Guzmán. Una etapa se cerró y se inició la última y definitiva. Ahora sólo queda cumplir las promesas electorales o caer en el intento, abriendo así un nuevo ciclo destructivo de Neoliberalismo en la Argentina, con las trágicas consecuencias que ya se vivieron con el Macrismo y sus deudas impagables .

No hay un Capitalismo bueno y otro malo. El Capitalismo es sólo eso, Capitalismo.  No tiene corazón. Lo que sí hay es un Estado bueno y otro malo. El malo es el Estado que baila sólo al ritmo del Mercado. El Estado bueno, en cambio, es el Estado Social de Derechos. Porque en éste Estado bueno, el único centro y principal destinatario de sus acciones, es el ser humano. Esto es lo que jamás comprenderá la Derecha.

Nueva ministra, nueva esperanza: la columna de Álvaro Ruiz Moreno