La Argentina necesita un sistema político más robusto, donde se puedan definir políticas públicas que sean consensuadas y sostenibles en el tiempo. Todas las fuerzas democráticas tienen que construir un sistema político que no dependa solamente de situaciones coyunturales. Las grandes políticas necesitan de grandes consensos. Los partidos políticos y los Frentes Electorales evidentemente no están a la altura, porque si así fuera la pobreza no alcanzaría al 40 % de los habitantes del país.

Desde fines de los 90 hasta el presente la Argentina ha sido gobernada por Frentes Electorales de derecha y de izquierda, siempre con periodos breves de crecimiento y recesión. Pero los estilos de decisiones siempre son los mismos. El Presidente gobierna con un grupo pequeño de allegados y cuando necesita algunas leyes controversiales, busca apoyo en grupos de Gobernadores que por afinidad o conveniencia, le consiguen votos en el Congreso. Este modo de gobernar debe cambiar porque siempre excluye a los desposeídos y además no permite construir consensos que se proyecten en el tiempo. 

Los partidos, los bloques legislativos y las coaliciones sólo buscan, y sirven para ganar elecciones. Nunca hay reglas claras y los oficialismos de las Provincias y Municipios, hasta cambian las fechas electorales según sus conveniencias y especulaciones. Esto es lo que genera desilusión en la gente y da pie a fenómenos, como los actuales, donde aparecen personajes cuya única propuesta es romper todo y terminar con la casta política. Todo esto pone en riesgo a la democracia como sistema político de convivencia pacífica. 

Tanto del Frente de Todos como Juntos por el Cambio están en el mismo dilema. Todos disputan espacios de poder pero ninguno busca acuerdos y consensos para formular políticas públicas perdurables en el tiempo y que sean mantenidas independientemente del signo político que ejerza el gobierno. Sí ambas fuerzas políticas se institucionalizaran y abrieran un debate de ideas, es posible que se alcancen bases mínimas de acuerdos. Pero esto es difícil de lograr cuando sólo prevalecen intereses económicos del poder concentrado y mezquindades personales de los líderes políticos. 

Para el Gobierno Nacional los tiempos son muy cortos y de nada servirá la recuperación de la macro economía, sino se traduce en abundancia para el pueblo. El Presidente deberá comprender que el gobierno no caerá por falta de apoyo interno, o cohesión, sino por falta de respuestas frente a una realidad dramática de pobre que genera mucha decepción en el propio electorado. 
 

- YouTube