Los gobernadores, principales sindicalistas y dirigentes nuevos e históricos del peronismo aprovechan la evocación de un hecho tan fuerte como el Día de la Lealtad para blindar al presidente Alberto Fernández y abroquelarse junto a él con mucha fuerza. La propuesta de que sea presidente del Consejo Nacional del Partido Justicialista no es otra cosa que decir: “Estamos con vos”.

Todos los gobernadores peronistas se encolumnaron aquí, incluido Juan Schiaretti, quien se suele desmarcar cuando no está de acuerdo con ciertos temas, especialmente si vienen de la mano de la vicepresidenta Cristina Fernández, con quien mantiene un prolongado desencuentro.

El gobernador seguirá el acto desde su casa y no se sumará al acto –también virtual- de la CGT de Córdoba, que propone una reunión virtual para seguir la celebración que tendrá a la ciudad de Buenos Aires como principal escenario de convocatoria.
Schiaretti vivió una semana especial, que incluyó una inseperada pelea con la Iglesia, ya que el COE suspendió las actividades religiosas. Los prelados pegaron el grito en el cielo y el gobernador debió llamar por teléfono al obispo Carlos Ñáñez para aflorjar tensiones. Finalmente, los creyentes pudieron asistir a los oficios religiosos, aunque de manera acotada (30 personas como máximo en cada templo).

De esto queda claro que el poder y el peso de la Iglesia Católica sigue siendo importante, más allá de que el número de fieles se reduzca. “Muchos fieles nos dejan y buscan en otros cultos las respuesta y el compromiso que nosotros no tenemos”, explicó un allegado al Arzobispado de Córdoba.

Los 10 meses de Alberto

Es uno de los momentos más complicados desde que Fernández llegó a la Casa Rosada, hace algo más de 10 meses. El mundo es otro y obviamente el país es otro, pandemia mediante. Argentina está empantanada en una crisis tal vez más grave que la de comienzos de siglo. 

El Covid no cede y el gobierno no le encuentra la vuelta a la disparatada suba del dólar en casi todas sus versiones. Tanto Alberto Fernández como el ministro de Economía ratificaron que no habrá devaluación, cosa que el empresariado no cree.
La sensibilidad de las reacciones del mercado provocan –como en muchísimas ocasiones en la historia reciente del país- un tembladeral.

Desde el Gobierno nacional estiman que la embestida es fuerte pero apuestan a que la situación se acomodará en el corto plazo.
Fernández dijo con total claridad que la responsabilidad ahora es del ministro de Economía, Martín Guzmán, elegido como capitán del barco por sobre el titular del Banco Central, Miguel Pesce, quien –según se afirma en la Rosada, tendrá desde ahora un rol más técnico.

Hay que recordar que Pesce fue quien propuso la reducción a las retenciones a la soja debía ser de seis puntos y no de tres como quería Guzmán. El Presidente le dio la razón al ministro y al final allí quedó zanjado el diferendo.

¿Nada cambiará?

Sin embargo, hay voces cordobesas que vislumbran algunos cambios en el elenco ministerial, posiblemente para efectuar algo así como un relanzamiento de la gestión.

Las áreas de salud y economía están siempre a la cabeza de las especulaciones. Voces cordobesas mencionan a Roberto Lavagna, Martín Redrado y Guillermo Nielsen como hombres potables para conducir este momento caliente. Sin embargo, otros voceros definen a la danza de nombres como una mera especulación y nada más.

Los funcionarios albertistas, sin embargo, tienen otro listado y es el de las entidades que redoblan la presión para que se disponga una nueva devaluación que pondría a las administraciones de los Fernández en un brete más que estrecho.

Esos supuestos culpables son ciertos fideicomisos internacionales y argentinos, algunos bancos, una parte del sector agropecuario y un sector del PRO.

Obviamente, la situación es de extrema delicadeza y aunque los protagonistas intenten negarlo, todo el establishment político sigue de cerca la previa de las elecciones legislativas de medio término que se celebrarán el año próximo, el mojón previo a la presidencial de 2023. De momento, nadie puede contar con rasgos de veracidad el capítulo final de esta inquietante novela.