Las peleas dentro de Cambiemos se ponen cada día más ríspidas. Ésto pasa porque se van conformando acuerdos, aún no visibles, entre potenciales candidatos. El proceso genera nerviosismo y los más exaltados suelen ser los que van quedando afuera. Bullrich amenazó con trompadas al jefe de gabinete de Larreta. Eso no fue casual. Es muy posible que Larreta y Morales ya tengan un acuerdo cerrado bajo la mesa y esto genera incertidumbre y malestar entre la tropa propia.

Macri, Bullrich y Cornejo ya no cuajan bien para los dueños del poder real. La ultra derecha les roba sus votos y ésto pone en peligro a los intereses de los poderosos que ven un riesgo real en el regreso de Cristina a la Presidencia. Cristina es un hueso duro de roer para ellos. Cada día está más fuerte. No pudieron quitarle votos, ni encarcelarla, ni asesinarla porque hasta el atentado les fallo. Todo esto los obliga a fortalecer a Larreta con sus aliados de la derecha radical colonizada por el Pro. Una opción de centro Derecha, de cara lavada y sin el maquillaje horrible de la ultra derecha de Bullrich y Milei.

Cristina siempre está varios pasos más adelante. En mi opinión ella avisora un acuerdo para el 2023 entre el Pro de Larreta, el Radicalismo de Morales y Lousteau y posiblemente también con algunos sectores del Peronismo de derecha. En éste contexto es muy posible también que Schiaretti trate de jugar un rol nacional. Todos sus dichos y acciones apuntan a ser el vocero del agro sojero en un acuerdo nacional de la derecha. Cristina se anticipa seguramente a esto y ya imagina una nueva opción, con un acuerdo más grande, donde, además de las fuerzas políticas del Frente de Todos, se incorporen sectores sociales y empresariales nacionales importantes.

El Frente de Todos tiene una tarea central sin la cual sus posibilidades electorales son limitadas. Tiene que controlar la voracidad de los grupos concentrados de la economía que disparan la inflación. No se van a moderar por las buenas. A ellos no les interesa la magnitud de su riqueza, sólo viven para aumentarla por el deseo de hacerlo. Es el Estado el que debe ponerles un límite con firmeza ejecutiva.

El Presidente está débil por culpa de sus propias vacilaciones. Massa, que es potable para los acreedores, busca acordar con los dueños de la torta, pero su tiempo se acorta y la gula por más ganancias de los poderosos no se detiene. Frente a éste panorama emerge Cristina y les recuerda a los Argentinos que no hace mucho se vivió mejor y que ésa época más feliz puede volver. Ella sabe muy bien que sí renace la esperanza, los trabajadores y la movilización popular, pueden frenar el avance de la derecha en la Argentina.

Se puede frenar el avance de la derecha: columna de Álvaro Ruiz Moreno