Juan Schiaretti respiró aliviado cuando empezó a ver los primeros datos que arrojaban las encuestas a boca de urna en Río Cuarto, que después confirmaron los cómputos provisorios. La victoria de Juan Manuel Llamosas lo deja bien parado al gobernador, tanto en la provincia como a nivel nacional.

En plena pandemia, el triunfo de la alianza que hegemoniza el peronismo no admite reparos ni dudas. Llamosas se posiciona dentro del peronismo a futuro y a Schiaretti una derrota lo hubiera dejado en una situación de vulnerabilidad.

Si bien anoche fueron varios los rostros provinciales y nacionales que se anotaron para dar la vuelta olímpica, el jefe del Ejecutivo acomoda el cuerpo justo en un momento en que su administración atraviesa momentos más que complicados. No hay que olvidar que por un lado está la pandemia y, por el otro, la refinanciación de la deuda, además del rojo en la Caja de Jubilaciones que lo pone en incómoda posición frente a la Casa Rosada.

Sin embargo, reinvindicó sus títulos de cacique del peronismo de Córdoba y su candidato volvió a ganar en una ciudad en la que el Covid  provocó severos problemas. Después de un tiempo de riguroso control, de pronto los efectos de la pandemia impactaron en todo el departamento e hicieron tambalear a Llamosas. 

En principio, su triunfo no corría peligro pero la preocupante situación sanitaria puso la tranquilidad del intendente riocuartense entre paréntesis. Sin embargo, Juntos por el Cambio no tuvo un candidato potente, más allá de las bondades del médico terapista Gabriel Abrile, que encabezó las listas de esa coalición opositora.

Además, el hecho que hubiera varios postulantes a la intendencia riocuartense benefició al oficialismo. La fragmentación opositora minó las chances de Abrile y, por el contrario, benefició al intendente que consiguió su reelección. Lo que pasa siempre y está grabado a fuego en los manuales de la política: si querés ganar y sos oficialista, hacé lo imposible por dividir a la oposición.

Schiaretti se siente tranquilo con este resultado, pero a partir de mañana seguirá lidiando con su gestión y también con el armado político. Esta elección estuvo bajo la lupa de la Casa Rosada y ahora el justicialismo debe empezar a resolver su interna en la provincia.

La agenda política  inmediata tiene que ver con la configuración de las candidaturas, aunque digan que ahora no hay tiempo para hablar de ese tema. Y también con el esquema de relacionamiento del gobernador con los kirchneristas y albertistas cordobeses, con el senador Carlos Caserio a la cabeza.

Schiaretti hoy puede festejar pero no podrá relajarse ni nada que se le parezca. En la actualidad, el enfrentamiento  duro está puertas adentro, porque el radicalismo y sus aliados continúan jungando al gallito ciego.