Desde su visita a Córdoba, donde fue recibido por el gobernador Juan Schiaretti, Alberto Fernández desató la campaña electoral detrás de los sufragios perdidos por el kirchnerismo en el territorio.

Con Cristina Fernández a cuestas, dice tener muy en claro que “pasó algo que rompió el buen vínculo de nuestro espacio y los cordobeses”, aunque recuerda “no participar” del Gobierno, en el momento de ruptura.

Ubica los saqueos del 3 y 4 de diciembre de 2013, huelga policial mediante, como el punto de quiebre que derivaría, entre otras cosas, en un vínculo bien distante con la gestión central y, a la postre, el más de un millón y medio de votos que le dio el triunfo a Mauricio Macri en el balotaje de 2015.

“Un día la Policía cordobesa hizo huelga y el crimen y las mafias se adueñaron de la ciudad, ante un estado nacional que no reaccionó”, adujo este viernes, en diálogo con el programa Nada del otro mundo.

En aquellos tiempos, el gobernador era José Manuel De la Sota, de quien el precandidato recordó haber sido “muy amigo”.

Sobre el dirigente, recientemente fallecido, dijo haber tenido “una admiración y un gran afecto personal”, remarcó haberse desempeñado a su lado cuando el cordobés fue diputado, y trajo a colación el “extenso reportaje” realizado junto a Mona Moncalvillo para el libro ‘La renovación fundacional’, publicado en 1986.

Fernández volvió a decir, respecto a la segunda gestión, que “he sido crítico de muchos aspectos del gobierno de Cristina” y que “no cambié de opinión: hice las críticas honestamente y las sostengo”.

En la entrevista realizada en FM 102.3, graficó: “No me imagino un país sin Córdoba integrado, es imposible que la cosa funcione así, esto no puede pasar. Hay que reconvertir eso y voy a hacer ese esfuerzo. Córdoba reúne un rol social y cultural muy importante e institucionalmente tiene mucho peso”.

Consideró que “es imposible prescindir” de las condiciones de la provincia, que “económicamente cuenta con una gran producción automotriz, que es la nave insignia de la economía, y la agropecuaria”.

En tal sentido, dijo que quiere “hacerles entender” a los cordobeses que “es mi tarea y no del gobernador” conseguir los votos, y prometió “hacer lo imposible para que los cordobeses tengan una mejor vida”.

“La gente tiene que confiar en mí. Agradezco a quienes me respaldan, pero respeto a los gobernadores que dicen ser prescidentes, tengo un profundo respeto por (Juan) Schiaretti”, sentenció.

En la línea de críticas a la actual gestión, remarcó que “no creo que los trabajadores de Nissan e Iveco, hoy suspendidos, estén contentos”.

“Macri es el pasado, ya lo conocemos”

Dando vuelta el discurso del oficialismo, el aspirante del Frente de Todos pidió “tomar conciencia de la gravedad de la situación argentina”, considerando que “a Macri lo conocemos, y es el pasado”.

Y agregó: “El veranito económico del que hablan ahora es una economía muerta, porque cae la actividad el 4% mensual, y no reaccionamos. El consumo baja el 10% mensual, y tampoco hacemos nada”.

Consideró que "un pedacito de la sociedad está confundida", pero que "el 70% de la sociedad no va a votar a este Gobierno", que elige "hablar de cosas que a la gente no le importan".

Fernández se diferenció diciendo que “Macri es el candidato de Wall Street y el FMI”, mientras que el va en representación de “los argentinos”, y “mientras unos se enamoran de Lagarde, yo de los argentinos”.

Al final, se preguntó: “Hoy se valora como positivo que haya un dólar quieto y que Trump esté contento... ¿y los argentinos?”.