El jefe a cargo de la comisaría de la localidad de Capioví, en Misiones, aparece por estas horas como uno de los principales sospechosos en la mira de las autoridades judiciales y federales que tienen en manos la investigación por el supuesta comercialización de vehículos secuestrados bajo custodia en el predio de la dependencia.

El escándalo se desató este jueves cuando varias patrullas de Gendarmería Nacional no sólo allanaron la comisaría del pueblo sino que hicieron lo mismo en la casa del uniformado y en otros domicilios en los que se creía podrían encontrar algunos de los elementos faltantes.

Uno de ellos fue un taller mecánico y las demás casas particulares cuyos propietarios, en algunos casos, entregaron lo que supuestamente -según dijeron a los federales- compraron de buena fe al propio jefe policial de la localidad, como el caso de una lona de camión, por ejemplo.

Según lo que pudo averiguar El Territorio, los allanamientos comenzaron a tomar forma después de que un efectivo policial con prestación en la dependencia haya acudido a sus superiores regionales al notar ciertas irregularidades y el faltante de algunas motos secuestradas por infracciones al tránsito.

La sospecha de robo derivó en la intervención del titular del Juzgado de Instrucción de Puerto Rico, Manuel Balanda Gómez, quien pidió colaboración a la fuerza federal para llevar adelante las pesquisas.

Como consecuencia inmediata trascendió que propietarios de vehículos que estuvieron a resguardo en la dependencia señalada denunciaron ahora el faltante de repuestos y accesorios que notaron al momento de retirarlos.