Alberto Fernández asistió finalmente a la reunión del nuevo bloque PJ del Senado conducido por el cordobés Carlos Caserio, elegido la semana pasada para suceder a Miguel Pichetto en un mano a mano con el formoseño José Mayans, preferido del kirchnerismo.

El candidato presidencial, amigo de Caserio de cuando era jefe de Gabinete de Néstor Kirchner, consiguió un respaldo de los ex conducidos por el ahora compañero de fórmula de Mauricio Macri pero aceptó que no habrá un interbloque con Cristina Kirchner, como había pedido hace quince días.

Fernández fue muy cuidadoso. Afuera, en la breve rueda de prensa, sostuvo que "reuniones como esta van sellando la unidad que estamos buscando", pero luego aclaró que respeta la identidad que no tiene ganas de "uniformar a nadie", dijo.

Ante los senadores fue mucho más cauto. Se presentó, los dejó hablar uno por uno y al final recordó sus diferencias con Cristina Kirchner que lo llevaron a estar sin contacto durante una década para pedir terminar con los odios y "hablar con los diferentes", una invitación a conciliar leyes con la ex presidenta y sus dirigidos.

Decidido a sumar aliados, Alberto pidió "más federalismo", justo lo que les gusta escuchar a los senadores. "Yo soy porteño, pero no puedo dejar de ver que en la Ciudad de Buenos Aires se gasta en plazas el presupuesto de salud de La Matanza", se indignó.

Fue una frase que ya dijo Máximo Kirchner en el Senado, cuando intendentes del conurbano fueron a pedir la continuidad del fondo sojero. Los senadores ratificaron uno por uno el apoyo a su candidatura presidencial, con referencias negativas al Gobierno de Macri y pocas alusiones a Cristina. La principal fueron de la catamarqueña Inés Blass y de los pampeanos Daniel Lovera y Norma Durango.

Mesurado, Caserio, que abrió y cerró la reunión, le pidió a Fernández un discurso de campaña dedicado al centro del país, la zona productiva compuesta por Córdoba, Santa Fe y Entre Ríos, en la que Macri supo cosechar un buen caudal de votos.

"Ya tengo fecha para hacer una gira por Córdoba", anticipó Fernández, que anoche escuchó un reclamo similar de Omar Perotti, senador y gobernador de Santa Fe electo. Prefirió hablar en una reunión privada y volver a su provincia a armar su gabinete.

Hubo cuatro ausentes, todos cercanos a la candidatura de Roberto Lavagna: Rodolfo Urtubey y Dalmacio Mera, hermano y primo del gobernador de Salta, el chaqueño Eduardo Aguilar y el entrerriano Pedro Guastavino.

A Caserio lo acompañó Blas, Lovera, Durango, los fueguinos Julio Catalán Magni y José Ojeda, los formoseños Teresa González y José Mayans, el jujeño Guillermo Snopek, la entrerriana Sigrid Kunath y los sanjuaninos Rubén Uñac y Cristina López Valverde.

Fernández confesó su expectativa de sumar en alguna sesión el respaldo de los tres senadores de Santiago del Estero y los dos de Misiones, cuyos líderes políticos dejaron sus huellas en la reunión con gobernadores que tuvo unas horas antes.

"Todos son senadores muy respetados y muy representativos de sus provincias. Hablamos de los problemas que nos preocupan, del futuro y del compromiso de la campaña", celebró Fernández ante la prensa.

"Hay muy buen ánimo y voluntad de trabajar para Argentina y de que el Senado funcione. Tenemos que ponernos de acuerdo en las cosas que necesitan los argentinos más allá de lo que necesitan los dirigentes políticos", le siguió Caserio, que este mediodía se reunió con los jefes de las otras bancada para conciliar una sesión este mes, si es posible el 17 de julio. El recinto sólo se abrió tres veces en el año.

Fuente: La Política Online.