Desde la cercanía del Ministerio de Justicia con imputados en el juicio de encubrimiento del atentado a la AMIA, que se desarrolla en Comodoro Py hace tres años, hasta el seguimiento del gobierno argentino a la línea estadounidense, forman parte del informe que hace un tiempo entregó Mario Cimadevilla al propio Mauricio Macri.

En las últimas horas se conoció el contenido del texto que quien condujera la Unidad Especial de Investigación AMIA hizo llegar al presidente, tras su presurosa salida.

Cimadevilla fue tajante con su ironía al agradecerle al mandatario su alejamiento de la unidad que llevaba adelante la acusación a los trece imputados del proceso, debido a que se estaba transformando en una “unidad especial de encubrimiento”.

Particularmente, el giro que dio el Estado argentino en el caso quedó asentado en un alegato en el que pidió la absolución de los dos fiscales del primer juicio, que fue declarado nulo al comprobarse que Eamon Mullen y José Barbaccia fueron parte del pago de un soborno para acusar falsamente a policías bonaerenses.

Junto a ellos también pasan por el banquillo el exjuez Juan José Galeano, el policía “Fino” Palacios, cercano a la gestión macrista en la Ciudad de Buenos Aires, el expresidente Carlos Menem, el extitular de la DAIA, Rubén Beraja y quien condujera la SIDE, Hugo Anzorreguy.

“Yo le dije al Gobierno que no iba a encubrir a nadie”, graficó Cimadevilla, dirigente radical que, en los últimos tiempos, hasta sufrió el robo del disco rígido de su computadora, en su vivienda ubicada en la provincia de Chubut.