Cuestionar la utilidad de una elección que no define cargos ejecutivos ni legislativos, es siempre una tentación, especialmente para los que piensan a la política como una actividad rayana con lo delictivo o lo inmoral.

Ese razonamiento, absurdo por donde se lo mire, puede y debe ser refutado desde el mismo sistema democrático, que se consolida y se ensancha cuando los ciudadanos van a las urnas a ejercer un derecho que tiene una virtud única: ponernos a todos en un mismo plano, en absoluta igualdad. Todos los votos valen lo mismo, no hay ningún tipo de diferencias entre cada uno de los votantes.

Casi 2,9 millones de ciudadanos de toda la provincia están en condiciones de elegir nueve diputados nacionales y tres senadores nacionales en estas Primarias Abiertas Simultáneas y Obligatorias (Paso), que no define representantes pero sí ordena las candidaturas para los comicios generales legislativos del próximo 14 de noviembre.

La pulseada electoral se da en un inédito contexto de pandemia, que sin dudas puede hacer disminuir la cantidad de votantes y a partir de la cual el Estado ha tomado estrictas medidas para evitar la propagación del coronavirus en esta jornada.

De las 23 listas que competirán, es más que factible que la mayoría quede al margen de conseguir al menos un escaño en el Congreso de la Nación. Es más, muchas agrupaciones no conseguirán el 1,5 por ciento de los sufragios exigidos como piso para poder participar en los comicios generales.

En principio, se cree que no habrá demasiadas sorpresas y que las bancas se distribuirán entre los partidos mayoritarios en la hipotética distribución que podría hacerse tras la difusión de los resultados de esta compulsa.

Existe un importante desafío para todos, oficialistas y opositores, y consiste en lograr vencer la apatía del electorado, que se mostró indiferente durante todo el proceso previo a estos comicios.

Se cuestionó con dureza que la campaña careció de ideas y proyectos que interesen al ciudadano. Esto admite un breve comentario: salvo raras excepciones, en los últimos 30 años los proyectos e ideas de los candidatos jamás cautivan a la sociedad. Eso es prácticamente una ley no escrita: interesan más las polémicas y las chicanas que discutir proyectos de ley.

HISTORIA VOTO EN BLANCO

La excepción

En la provincia de Córdoba, la única vez que una propuesta de campaña se convirtió en eje de discusión fue realizada en 1998 por José Manuel de la Sota cuando impulsó rebajar el 30 por ciento de los impuestos provinciales. Eso le permitió ganar la la elección y convertirse en gobernador. Tal propuesta se repitió para la elección municipal realizada tiempo después. Ganó Germán Kammerath –enrolado en el oficialismo provincial- pero a los dos años, las finanzas del municipio estallaron.

Después de eso, no se conoce un proyecto que haya cautivado o, al menos, se haya convertido en un fenómeno disruptor que alterara el paso cansino y grisáceo que distingue a todos los procesos de esta naturaleza.

Hubo temas de gran sensibilidad social como la inseguridad o el narcotráfico que estuvieron totalmente ausentes del proceso y los candidatos estuvieron más ocupados de hablarse y criticarse -directa o veladamente- entre ellos que en buscar el apoyo popular. Allí también radica parte de la apatía, el desinterés y hasta cierta desconfianza del cuerpo social hacia los que se pusieron los trajes de candidatos.

El gran temor de los gobiernos y los partidos políticos es que la gente evite ir a votar, aunque en los últimos días la mayoría de las encuestas advierten que la tendencia al rechazo lentamente se está revirtiendo, y los electores comienzan a preocuparse por el tema y, especialmente, por definir por quién se inclinarán cuando se encuentren frente a la urna.

La asistencia a votar en las Paso tiene dos antecedentes en el plano legislativo: 79 por ciento de concurrencia en 2013 y 72 por ciento en 2017. Encuestas realizadas en los últimos días advierten que los niveles de asistencia oscilarán entre el 50 y el 60 por ciento.

En la elección general de 2013 se registró un caso curioso: la izquierdista Liliana Olivero luchó palmo a palmo con Diego Mestre por la novena banca a la Cámara de Diputados de la Nación, que finalmente quedó para el hombre del radicalismo.

en las Paso tiene dos antecedentes en el plano legislativo: 79 por ciento de concurrencia en 2013 y 72 por ciento en 2017 (Telam)
en las Paso tiene dos antecedentes en el plano legislativo: 79 por ciento de concurrencia en 2013 y 72 por ciento en 2017 (Telam)

La más especial de todas

Estos comicios se dan en un contexto único y especial que no registra antecedentes en la historia: la pandemia, que se llevó más de 113 mil muertos en el país desde su irrupción, hace un año y medio.

La pandemia sacudió al mundo y obviamente nuestro país y nuestra provincia no quedaron al margen de esta extraña situación, que causó temor y dolor entre la gente. Los riesgos ante el Covid llevan a que muchos ciudadanos piensen que no es saludable tomar un riesgo más y, por eso, no irán a votar.

Sin embargo, desde el Estado se alienta la votación y se establecen las medidas de protocolo a tener en cuenta (llevar lapicera y sanitizante además del documento).

El de vencer el ausentismo es el gran desafío que une a oficialistas y opositores, más allá del análisis sobre a quién beneficia que haya muchos o pocos votantes.

Con esta nueva realidad, en el último año y medio se han realizado 123 elecciones de diferente tipo en todo el mundo. En la mayoría, los electorados castigaron a los oficialismos aunque en el caso argentino se habla de una gran paridad a nivel nacional entre el Frente de Todos y Juntos por el Cambio.

En Córdoba, se da una situación particular ya que el gobierno está en manos de Hacemos por Córdoba, con el gobernador Juan Schiaretti al frente.

El mandatario provincial ha tomado distancia del kirchnerismo/albertismo y hace su juego, mirando fundamentalmente a 2023, cuando no podrá ser candidato a gobernador.

Los resultados en elecciones provinciales, desde 2009

Los que se van

En la provincia se renuevan nueve diputados y Juntos por el Cambio es quien más arriesga: cinco bancas. Los radicales Brenda Austin, Soledad Carrizo y Diego Mestre y los macristas Héctor Baldassi y Gabriel Frizza concluyen sus mandatos. De ellos sólo el ex árbitro de fútbol y la ex intendenta de Quilino van por su reelecciones.

En Hacemos por Córdoba, terminan sus períodos Alejandra Vigo, Claudia Márquez y Paulo Cassinerio. La riocuartense intentará repetir y la esposa del gobernador se postula para el Senado.

Pablo Carro del Frente de Todos también se despide de Diputados pero es aspirante a la reelección.

En la Cámara de Senadores se renuevan las tres bancas: Ernesto Martínez y Laura Rodríguez Machado de Juntos por el Cambio y Carlos Caserio (Frente de Todos).

Los tres están anotados para los comicios de mañana: Martínez (senador suplente), Rodríguez Machado (diputada) y Caserio (senador).

Este domingo se ordenarán las listas para los comicios de noviembre que elegirá a los nuevos parlamentarios y definirá posiblemente nuevos liderazgos y establecerá algunas pautas para empezar a desandar el camino hacia 2023, cuando se elijan presidente, gobernador e intendentes.