Encarcelado en el Penal de Ezeiza, y pese al tratamiento que lleva adelante en el hospital penitenciario existente en su interior, Miguel Etchecolatz insiste en obtener el beneficio de la prisión domiciliaria.

Con múltiples condenas perpetuas en su haber, el genocida recibió ya dos rechazos judiciales para salir de la prisión. Pero en las últimas horas adujo que “no expuse claramente en la conferencia del 8 de mayo” y solicita realizar un anexo.

Lo hizo a través de una carta de su puño y letra, que encabeza con “SENORIA” (sic) y lleva su huella digital.

Se refiere “con todo respeto” a los jueces, pero les hace una advertencia en caso “de no haber cumplido con la ley para con mi persona”.

Con mayúsculas, aclara que “serán responsables de mi muerte entre rejas”.