El futuro está escrito en esta provincia: sumados los votos de las cuatro boletas que presentará en este turno electoral, Juntos por el Cambio inexorablemente ganará las elecciones.

Lo que resulta extraño es por qué esa victoria más que probable en las Paso y en las generales del 14 de noviembre no ayuda a consolidar la alianza, sino más bien todo lo contrario.

Cualquiera fuera el resultado en las urnas, Luis Juez lanzará en la segunda quincena de noviembre su candidatura a gobernador por Juntos por el Cambio, por el Frente Cívico o por la agrupación que fuera.  Ya lo dijo y no ha pasado absolutamente nada que lo haga cambiar de opinión y esto es más allá de lo que piensen o dispongan sus socios del radicalismo.

Una buena mayoría de las encuestas realizadas en el territorio provincial pronostican que Mario Negri será derrotado en las urnas del 12 de setiembre, aunque desde su sector se difundió otro sondeo que augura una victoria para el diputado nacional.

Gane Negri o gane Juez en las Paso, está claro que se trata de una elección reñida y de eso no quedan dudas.

El PRO cordobés prácticamente no existe y si no fuera colgado a la alianza con radicales y juecistas seguramente estaría luchando por los puestos de abajo de la tabla de posiciones que se establece en cada comicio. Lo propio puede decirse del ARI-Coalición Cívica, el otro socio de Juntos por el Cambio, que tampoco ha logrado despegar.

Sin embargo, el dedo de Mauricio Macri o la influencia de Patricia Bullrich hacen que el funcionamiento interno haya sufrido constantes vendavales.

Lluvia de preguntas

Cuando aparecen los interrogantes sobre el futuro, bien se puede decir que hay que esperar muy poco de una elección en la que el ex presidente apoya definitivamente a una lista o la titular del partido respalde a otra. Es como que si los candidatos se hubieran quedado parcialmente al descubierto y sin aval de las autoridades partidarias nacionales.

Sin embargo, el rasgo antikirchnerista de esta provincia – profundizado a partir de groseros errores cometidos por administraciones nacionales anteriores–  hace que todo se disimule un poco por el resultado que seguramente traerán las urnas.

Mario Negri. Fuente: Mariano Sánchez, NA.

Si Negri pierde las paso, será un llamado de atención para el radicalismo y para Macri porque la gente, especialmente la simpatizante del radicalismo, le habrá pasado una factura enorme a las escandalosas incongruencias de sus dirigentes que en los últimos años sólo acumularon errores.

Obviamente, la derrota del jefe de bloque de diputados nacionales de Juntos por el Cambio no es un hecho seguro ni nada que se le parezca. Faltan días de campaña y obviamente no está dicha la última palabra.

Sí se sabe, en cambio, que el día después será complicado. Juez armó una lista con muchos dirigentes excluidos a los que se le estaba por estampar el sello de “marginales”. Y hoy disputa la elección palmo a palmo, aunque su estilo sea contradictorio y a veces de dudoso buen gusto. En muchos casos, el voto a Juez será un castigo a la torpeza de los dirigentes radicales.

Está claro que la UCR padece una crisis fenomenal de liderazgos, y que tras los fallecimientos de Ramón Mestre padre, de Rubén Martí y de Eduardo Angeloz no encontró conductores.

Hoy todo sigue siendo un revoltijo y, por el momento, los intereses personales están por encima de todo. El camino a 2023 no estará signado por los consensos porque los protagonistas no tienen intención de ceder nada y está claro que para negociar siempre hay que estar dispuesto aresignar. Seguramente será un verano caliente.