Cuando en la última parte de marzo se declaró en el país el aislamiento social, preventivo y obligatorio, el transporte interurbano quedó reducido a transitar sólo hasta 60 kilómetros de los grandes centros urbanos.

Eran tiempos de reducción en la circulación, aunque aquel tiempo  hizo explotar una situación que ya venía delicada: la crisis en el sistema después de que la gestión de Mauricio Macri cortara el esquema de distribución de fondos desde Nación.

Por eso, a partir del 13 de abril, los trabajadores decretaron un paro de actividades, ante la continuidad de incumplimiento en el pago de salarios de parte de las empresas. Lo resolvieron sin imaginar que la medida se extendería por siete meses.

Desde aquella jornada, sólo transitaron 51 de los últimos trescientos días.

En el medio  hasta el gobierno provincial, poder concedente en el área, formalizó la suspensión en medio del avance de casos de coronavirus . Aquel argumento de las "medidas sanitarias" pareció evitar la responsabilidad de las firmas, quienes a su vez ponen el grito en el cielo pidiendo más subsidios.

Sólo el inicio de la temporada estival y la apertura de fronteras logró que, de manera paulatina, los colectivos volvieran a las rutas a mediados de diciembre. Lo hicieron con reducciones, eso sí.

Los trabajadores hicieron concesiones aunque poniendo como plazo para normalizar los pagos (en enero cobraron en tres cuotas) los primeros días de febrero.

Así, los maltratados usuarios pudieron contar con el transporte interprovincial apenas por 51 días consecutivos.

Desde el viernes pasado, los choferes retomaron el sendero de la acción directa  después de que las empresas volvieran a demorar el cumplimiento de sus compromisos.

Finalmente, ante las promesas de este martes, la cuestión encontró una solución y los móviles están en las calles del territorio. Para las autoridades provinciales, hay "una fase de normalización".