Desde el próximo 10 de diciembre Felipe Carlos Solá tendrá a su cargo el Ministerio de Relaciones Exteriores, Comercio Internacional y Culto de la Nación.

Con 69 años, volverá a ocupar un cargo en el Gabinete de la Nación Argentina. Tres décadas atrás Carlos Menem lo había designado secretario de Agricultura, Ganadería y Pesca de la Nación. Ocupó dicho cargo desde julio de 1989 hasta diciembre de 1999, con un paréntesis como diputado nacional.

Ingeniero agrónomo, graduado en la Universidad de Buenos Aires, su nombre sonaba para la cartera de Agricultura, Ganadería y Pesca de la gestión de Alberto Fernández. Sin embargo el electo presidente optó por asignarle la Cancillería, que recuperará el manejo de todo lo relacionado con el comercio internacional argentino.

En rigor, el apellido Solá es uno de los pocos que formó parte de todas las especulaciones sobre la conformación del gabinete.

Reconocido por propios como uno de los artífices de la unidad del peronismo a partir de 2018, compañeros y no tanto valoran que haya declinado su precandidatura presidencial, que había comenzado a trabajar desde Red por Argentina, tan pronto Cristina Kirchner y Alberto Fernández consolidaron su alianza.

Virtual jefe de campaña del Frente de Todos, ha integrado la comitiva de Alberto en sus viajes. Tras más de 30 años en política, dentro de distintas versiones del peronismo, es uno de los dirigentes que más conoce el paño sobre el que se jugará la nueva partida.

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De Cafiero a Cafiero

Solá inició su carrera en cargos políticos en 1987 cuando Antonio Cafiero, por entonces gobernador de Buenos Aires, lo nombró ministro de Asuntos Agrarios de la provincia. Eran los tiempos en que el Peronismo Renovador, con José Manuel de la Sota como figura adjunta, proponía un recambio generacional sin perder los postulados históricos del movimiento.

Dos años después el ingeniero agrónomo daría, uno de sus primeros, y rutilantes, giros, al sumarse al gobierno de Carlos Menem como secretario de Agricultura, Ganadería y Pesca.

En los ocho años en que ocupó ese cargo (entre 1991 y 1993 se desempeñó como diputado nacional) se le reconocen dos hitos: la introducción de la soja transgénica; la exportación de carne fresca tras la erradicación de la aftosa.

En 1999 acompañó a Carlos Ruckauf en la fórmula electa para la gobernación de Buenos Aires. Dos años después quedaría a cargo del Ejecutivo tras el nombramiento de su compañero de fórmula para la Cancillería del gobierno de Eduardo Duhalde.

Ratificado como mandatario en 2003, y ya en la órbita del kirchnerismo, en este segundo período formó un gabinete por el que pasaron nombres como Florencio Randazzo, Martín Lousteau, León Arslanián, Adriana Puiggrós y un Cafiero: Juan Pablo.

En 2007, tras amagar con una nueva reelección, abandonó la residencia de La Plata para integrarse al bloque de diputados del Frente para la Victoria

La buena relación llegaría a su fin en 2008, con la disputa por las retenciones móviles a la exportación de granos y el lock out de las patronales agrarias.

El voto negativo del interbloque que comandaba a la aplicación de la resolución 125 no sólo marcaría su salida del kirchnerismo: lo convertiría en un adversario de creciente encono.

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En 2009, junto a Francisco de Narváez y Mauricio Macri, Solá conformaría la Unión Pro, alianza que infligiría una recordada derrota a la fórmula que encabezaba el ex presidente Néstor Kirchner.

Desde su renovada banca comenzaría a esbozar los primeros trazos del denominado peronismo federal, unión de distintos sectores justicialistas opositores al gobierno de Cristina Fernández. Allí comenzaría a despuntar su sueño presidencial, aunque bajaría su precandidatura en pos de un acuerdo que dejaría como candidato a Eduardo Duhalde.

En 2013 se sumó al Frente Renovador que conformó Sergio Massa. Reelecto en la Cámara Baja, dos años después intentaría sin suerte volver a la gobernación de Buenos Aires.

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Para las elecciones legislativas de 2017 encabezó la lista de diputados nacionales para la provincia de Buenos Aires por la alianza 1País, que, junto al massismo incluyó al GEN de Margarita Stolbizer.

Sólo un año después, junto a Facundo Moyano y Daniel Arroyo, entre otros, abandonaría el bloque del Frente Renovador para conformar la denominada Red por Argentina, junto a Libres del Sur, de Victoria Donda, y el Peronismo para la Victoria de Leonardo Grosso. Presidente de este interbloque, acentuaría un discurso muy crítico a la gestión de Mauricio Macri.

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Tan o más importante, ese mismo interbloque participaría abiertamente del proyecto de reunificación de un sector progresista, con el peronismo como columna vertebral, y Cristina Fernández de Kirchner como electora. Sería una de las primeras puertas abiertas a las negociaciones con la ex presidenta, hasta entonces negadas.

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Ya parte del Frente de Todos, Solá comenzó a ocupar un rol destacado en el armado de cara a octubre de 2019. Uno de sus principales interlocutores lleva un apellido por él bien conocido: Santiago Cafiero, futuro jefe de Gabinete.

A futuro

Una ardua tarea espera a Solá. El mapa político de Sudamérica ha tenido significativos cambios en los últimos años. El golpe de Estado que derrocó a Evo Morales en Bolivia y la victoria de Luis Lacalle en Uruguay terminaron de configurar un escenario regional inclinado a la centroderecha.

Dicho escenario tiene dos actores centrales que ya mostraron escasa predisposición al cambio de signo político en nuestro país: Jair Bolsonaro, presidente de Brasil, que disparó hostilidades desde la etapa electoral, y Donald Trump, mandatario de Estados Unidos, quien ya anunciara la suba de aranceles a las exportaciones de acero y aluminio.

Hasta el momento los primeros pasos dados por Alberto Fernández lo han mostrado cerca de Andrés López Obrador, presidente de México, Antonio Costa, mandatario de Portugal, y Pedro Sánchez, jefe del gobierno español. Enrolados en el progresismo, encabezan gestiones consideradas moderadas. Sobre todo frente regímenes como el de Nicolás Maduro.

El canciller también tomará parte de los complejos procesos para la renegociación de la deuda adquirida mediante acuerdos con el Fondo Monetario Internacional y distintas entidades crediticias.

El pasado lunes, el ex diputado participó de un evento organizado por Americas Society / Council of the Americas (AS/COA) y la Cámara Argentina de Comercio y Servicios (CAC). Allí dejó un mensaje con indicios sobre el rumbo de su futura gestión. “No vamos a reinventar nada y mucho menos lo haremos a través de la nostalgia”, afirmó.

También aseguró que Argentina “se relacionará con gobiernos de países, no sólo con presidentes amigos. Y que quede claro: antes que nada, tenemos obligaciones e intereses”.

Además, anticipó que nuestro país continuará en el denominado Grupo de Lima. “Tenemos que desideologizar las relaciones con el mundo. Nuestra identidad, léase ideología, la tenemos. Pero nunca vamos a ponerla por delante, de manera de impedir la relación con el que piensa distinto”, sentenció.

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