Con alcohol en gel en las manos, tapabocas y distanciamiento, la cuarentena obligatoria llega este sábado a los 100 días.

Lejos parece el 19 de marzo cuando el presidente Alberto Fernández anunció el inició del confinamiento para “tratar de evitar que el ritmo de contagio se acelere a un ritmo que el sistema sanitario no lo pueda afrontar”.

Las repatriaciones de argentinos varados en el exterior y los primeros contagios de contactos estrechos dejaron paso a la transmisión comunitaria. En esa película se puede ver desde el primer viajero que pidió sushi en un hospital privado hasta la muerte de Ramona Medina en la Villa 31, después de denunciar que no tenían agua para lavarse las manos. 

A partir de la conformación de un consejo asesor de infectólogos y el l acompañamiento de los gobernadores, Fernández determinó cada quince días la extensión de la cuarentena bajo diferentes modalidades y progresivas flexibilizaciones.

La segunda fase incluyó más sectores exceptuados y se reforzaron los controles en las rutas a la vez que se dispuso el uso obligatorio del tapaboca en la vía pública. En la tercera se anunció una "cuarentena administrada" con un movimiento de hasta el 50% en base a una segmentación geográfica que diferenciaba la zonas de mayor circulación viral. En la cuarta la movilidad pasó al 75% y los gobiernos provinciales establecieron reaperturas de comercios, actividades al aire libre y reuniones familiares.

Asimismo desde el 1 de julio la provincia de Buenos Aires y la Capital Federal volverán a un sistema más restrictivo debido al aumento exponencial de contagios que amenaza con saturar el sistema sanitario como ocurre en otros países de la región.

En Córdoba el gobierno provincial frenó las flexibilizaciones progresivas debido al aumento de casos en la capital y el interior. A la vez anunció la implementación de mayores controles sobre las rutas mientras enfrenta diferentes brotes con campañas de testeo y aislamiento.