Considerando que la situación que atraviesa "es una farsa", la fiscala Gabriela Boquin hizo declaraciones públicas después de mucho tiempo, pese a tener intervención relevante en causas de la Justicia comercial.

De manera remota, estuvo en la sesión de la comisión bicameral de control del Ministerio Público Fiscal este miércoles, citada para su defensa ante la denuncia del propio procurador interino, Eduardo Casal, por presuntos "malos tratos" a sus empleados.

Su papel fue clave en la causa Correo Argentino en 2017, cuando hizo público que un acuerdo que estaba a punto de firmarse era "ruinoso" para el Estado argentino, ya que condonaba una deuda de 70.000 millones de pesos a la empresa, propiedad del entonces presidente Mauricio Macri.

En su alocución remarcó que "nunca sancioné a un empleado", que hubo quienes se fueron por causas ajenas a la relación personal y que pidió el traslado de una mujer "por falta de confianza", ya que "descubrí que le entregaba documentación en pleno trámite de la causa del Correo Argentino al diputado Pablo Tonelli.

La funcionaria remarcó que el dirigente macrista, a su vez consejero de la magistratura, está vinculado al vaciamiento de la firma. Entonces "le iba mostrando los pasos del expediente" a quien retiró facturas del Correo a su nombre por cuatro millones de pesos.

Que la denuncia de Casal haya sido coincidente cuando avanzaba con el tratamiento de los pedidos de juicio político en su contra no es una casualidad para Boquin. Consideró que su defensa "no fue tenida en cuenta" en el caso, ya que "uno de mis empleados fue coaccionado" para declarar en mi contra, y ni siquiera se hizo tal denuncia.

Recordó a su vez que desde que se hizo cargo del concurso de acreedores del Correo "violentaron mi auto en la puerta de mi casa y donde viven mis hijos menores, sacando y revisando papeles" asociados a la causa y "me quitaban la custodia después de cada dictamen que emitía".

"Persecutora de la familia Macri"

En varias intervenciones debió defenderse de diputados y senadores de Juntos Por el Cambio. Puntualmente se ocupó de reclamarle a Cristian Ritondo su concepto de que era "una persecutora de la familia Macri".

Allí recordó que su dictamen "estuvo en la misma línea que el del fiscal (Gerardo) Pollicita, en el fuero federal penal y que de la Procuraduría de Investigaciones Administrativas. De acuerdo a su idea todo el Poder Judicial que intervino es persecutor de la familia Macri. Su idea del Poder Judicial es un poco dudosa”.

Y agregó: "Yo me siento perseguida (por Casal). Discúlpenme, esto si me pasa por ser mujer. Tengo el tono que tengo, es una voz gritona, de pito, pero no soy maltratadora. El estereotipo dice que me volví loca. La loca que trata mal a los empleados y tira expedientes al aire”.

Ante la contracara que le planteó la diputada Graciela Ocaña, diciendo que “me llamaron cucaracha, gorda, son gajes del oficio”, Boquin le respondió que son cosas que "no hay que naturalizar".

También recordó su trabajo en la Inspección General de Justicia (IGJ), junto a Ricardo Nissen durante la gestión de Néstor Kirchner. Dijo estar "orgullosa” de aquella actividad, y concluyó: “No tengo ninguna afiliación política, cuando fui asesora de la IGJ fue por mis méritos. Que tengo una ideología, sí claro. Contra el fraude, en favor de los vulnerables y para tener una Argentina más sana y donde podamos vivir igualitariamente".