En algún momento, el presidente Alberto Fernández utilizó la metáfora de "los sótanos de la democracia" para referir el funcionamiento de la Agencia Federal de Inteligencia (AFI) durante la gestión de Gustavo Arribas, en el gobierno de Mauricio Macri.

Con la intención de abrirlos, designó como interventora a Cristina Caamaño. Este jueves, en un conversatorio al que fue invitada por la agrupación Justicia Legítima, brindó detalles de sus primeros meses en el organismo.

"Es un lugar quieto. Sino abrís los placares y te fijás, nadie te informa nada. Es un sótano, realmente. No existe la dinámica de laburo. Cuando llegué, entraba a oficinas con 6 u 8 personas, que eran grupos de élite de alguien que ya había renunciado. En medio de la mesa había un bizcochuelo y te invitaban", señaló.

A su juicio, hasta diciembre pasado "para lo único que servía era para el espionaje interno", lo consideró "un lugar muy difícil, porque no está todo organizado".

Así describió que aún hoy hay "varias cajas fuertes que no están abiertas". Y agregó: "Puede haber tres en una oficina. Están las llaves y no están las claves; con el tema de la pandemia todo eso se fue atrasando... pero seguís encontrando documentación sobre la comunidad mapuche u organizaciones de izquierda. Es como que no terminás nunca".

De manera irónica, adujo que a algunos de los trabajadores les llegó a decir: "Ojo cuando abran alguna caja, que vamos a encontrar las manos de Perón adentro".