La vida política en Argentina tiene por estos días, camino al cierre de listas, un sinfín de vaivenes. Y en ese camino está el gobierno nacional.

Este lunes, la inauguración del Paseo del Bajo en el principal bastión del Pro, la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, fue el primer acto de la semana para el presidente Mauricio Macri.

Y rápidamente, lo convirtió en un encuentro de campaña. Agachándose, con el jefe de Gobierno porteño Horacio Rodríguez Larreta y la gobernadora bonaerense María Eugenia Vidal como laderos, adujo: “Este pavimento es real, no es relato. Es así, rugoso, y va a durar muchísimo tiempo”.

El discurso primordial de “una obra que se quiere hacer desde 1962”, tuvo a Macri como principal orador, apuntó a “dejar atrás la corrupción”.

Y añadió: “Hoy los argentinos estamos sorprendidos, no estábamos acostumbrados a que las obras se terminen. Vamos a terminar con que los recursos terminan en manos de manos de unos vivos que vuelan con bolsos por el aire”.

Valoró en su gestión el desencadenamiento de seis revoluciones: “la de las autopistas, trenes, puertos, aeropuertos, puentes, y la revolución de la comunicación”.

Al lugar en que realizó el acto llegaron los tres mandatarios arriba de un camión, conducido por una mujer, aludiendo la facilitación para el transporte que la obra genera.

“Esta es una obra descomunal, tan importante para todo el país, que se vincula a través de este puerto de la ciudad de Buenos Aires”, señaló.

A modo de conclusión, con "obras que hacemos en todo el país", el presidente sentenció que "la esperanza le gana a la resignación".