Lenin Moreno explica por qué Ecuador le quitó el asilo a Julian Assange

Corría 2012 cuando, en virtud a un inminente arresto en Londres, producto de un par de denuncias de abuso sexual en Suecia, Julian Assange fue alojado en la embajada ecuatoriana en Gran Bretaña.

El presidente Rafael Correa le brindó el asilo diplomático en ese junio cuando era ampliamente perseguido y luego le concedió la nacionalidad. Desde ese momento hasta este jueves, el creador de Wikileaks no salió del edificio diplomático.

El mensaje del presidente de Ecuador, Lenin Moreno, ampliamente distanciado de Correa, generó su detención, seis años y diez meses después.

Antes, le había impuesto severas condiciones para cumplir con un asilo más cercano a un encierro, con la advertencia de cumplir lo que hoy concretó: terminar con su asilo.

Su cercanía a Estados Unidos demandaba un hecho concreto.

Y el mandatario apuntó los motivos: “Instaló equipos electrónicos de distorsión no permitidos, bloqueó cámaras de seguridad, agredió y maltrató a guardias de la sede, accedió a archivos sin permiso… violó normativas internacionales de intromisión en otros países”.

La situación estaba deteriorada y el país sudamericano adujo que “violó reiteradamente convenciones internacionales y protocolo de convivencia", aunque también solicitó “que no sea deportado a ningún país donde pueda sufrir torturas o condenado pena de muerte”.

Moreno agregó: “Tuvo una conducta irrespetuosa y agresiva en contra del Ecuador, además de violar reiteradamente convenciones expresas sobre el asilo diplomático. Nuestra paciencia llegó a su límite sobre su comportamiento. Sostuvimos nuestro compromiso respetuoso de los derechos humanos y el derecho internacional.

El presidente ecuatoriano denunció, a su vez, que “sigue a cargo de Wikileaks”, y se mostró muy molesto por la filtración de datos sobre el Vaticano, en enero pasado.

“Wikileaks amenazó hace dos días a nuestro Gobierno. Pero no tenemos nada que temer, este Gobierno no actúa bajo amenaza”, concluyó.

Correa, en tanto, no se privó de llamar a su sucesor como "el traidor más grande de la historia ecuatoriana", por su decisión, y consideró que su actitud es "un crimen".