La investigación que el juez federal Daniel Rafecas lleva adelante en la causa por delitos de lesa humanidad vinculada al Primer Cuerpo del Ejército tuvo, en las últimas horas, el importante anuncio del hallazgo del lugar donde funcionó un centro clandestino de detención y tortura durante la última dictadura cívico-militar.

"Veníamos desde hace un tiempo con información y testimonios", adujo el magistrado, quien confirmó que en el lugar, ubicado en calle Bacacay 3.570 del barrio porteño de Floresta, funcionó una dependencia de la exSIDE al menos en el año 1976.

Este último dato se refresca con recientes archivos desclasificados por los Estados Unidos, que confirmaron el alquiler de parte de la Secretaría del inmueble en cuestión.

Se trata de una vivienda que contaba con la singularidad de tener dos cocinas y un sótano, y donde se había acondicionado una habitación para torturar a detenidos con una picana eléctrica.

Ubicado en cercanías a la fábrica Orletti, allí tuvo injerencia la patota liderada por Aníbal Gordon, y de la que fueron parte los represores Eduardo Ruffo, César Alejandro Enciso, Miguel Ángel Furci, Honorio Carlos Martínez Ruiz, ya condenados por la Justicia.

Fueron claves varios testimonios en tal sentido.

Los datos

María Ester Poggi y su esposo adquirieron el inmueble en 1977 y, en medio de obras encaradas en la vivienda, descubrieron el sótano. En su declaración remarcó que en el lugar había al menos dos pares de zapatos, viejos y sucios.

Además de la intervención del Equipo Argentino de Antropología Forense, varios detenidos políticos fueron aportando detalles que hasta hacen presumir que se utilizó en medio de planes del Plan Cóndor, con la presencia de presos ilegales de origen uruguayo.

La ya fallecida Mercedes Naveiro había declarado haber permanecido un tiempo en un lugar con las características del inmueble, brindando el detalle de que tenía dos cocinas.

A su vez otra de las sobrevivientes, Emma Lebozec, ya había referido de una casa "cerca de automotores Orletti", y por eso volvería a testimoniar en los próximos días.

En mayo pasado y vía teleconferencia, desde París, Ana Larrea de Jaroslavsky había apuntado detalles que coincidían con el croquis que Poggi reconstruyó de aquella época, antes de restaurar la vivienda.