Al grito de "No queremos que seas nuestro próximo paciente", este martes la Sociedad Argentina de Terapia Intensiva emitió un crudo comunicado, a propósito de la delicada situación que atraviesa el país, en medio de un sostenido pico de casos en plena pandemia.

"Sentimos que no podemos más, que nos vamos quedando solos, que nos están dejando solos", reza el sentido texto que emitieron médicos, enfermeros, kinesiólogos y otros miembros de esa comunidad médica.

La solicitud de los profesionales sigue siendo sencilla: que se cumplan las medidas preventivas y que cada uno permanezca en su domicilio la mayor cantidad de tiempo posible.

Remarcando un sentimiento de que "estamos perdiendo la batalla" y que "los recursos para salvar a los pacientes con coronavirus se están agotando", destacan la preocupación por el "altísimo nivel de ocupación" de las camas críticas.

Pero continúan: "La cuestión principal es la escasez de los trabajadores de la terapia intensiva (...) ya éramos pocos antes de la pandemia, hoy nos encontramos al límite de nuestras fuerzas, raleados por la enfermedad, exhaustos por el trabajo continuo e intenso, atendiendo cada vez más pacientes".

Tales cuestiones, apuntan, "deterioran la calidad de atención que habitualmente brindamos". Son tajantes al afirmar que pasan sus horas "enfundados en los equipos de protección personal", donde "apenas podemos respirar, hablar, comunicarnos entre nosotros", y a su vez "también tenemos que lamentar bajas".

No dejan de lado la mención a sus condiciones de trabajo, porque "necesitamos trabajar en más de un lugar para llegar a fin de mes". El contexto, se sabe, son "horas y horas de trabajo estresante, agotador". Y complementan: "Pese a ser profesionales altamente calificados y entrenados, ganamos sueldos increíblemente bajos, que dejan estupefactos a quienes escuchan cual es nuestro salario".

En las desgarradoras líneas señalan que están "sólo alentándonos entre nosotros", lamentan observar a "la gente que se siente bien por ahora" en las calles "cada vez más gente que quiere disfrutar, que reclama sus derechos".

Y concluyen: "¿Qué pasará con ellos y sus familiares mañana? ¡Ojalá que no se transformen en uno de nuestros pacientes que, con fuerzas, trataremos de arrebatarle a la muerte! Porque nadie sabe cuándo el virus los infectará".