En medio de tiempos judiciales inéditos, la "condena social" tuvo un particular capítulo en la tarde-noche de este lunes en el country "Ayres de Pilar", de Buenos Aires, con la figura de Lázaro Báez como epicentro.

Es que, tras recibir la prisión domiciliaria, el Servicio Penitenciario no logró ingresar al lugar en el que había fijado domicilio y donde deberá permanecer, tobillera electrónica mediante.

Fueron recibidos con huevos, piedras, agresiones y un piquete en la entrada principal al lugar.

Cacerolas en mano, el argumento de algunos de los presentes fue la "indignación" porque "en este país no te podés quedar en tu casa una semana entera que siempre te están metiendo el perro por algún lado".

Una mujer presente en el lugar refirió que "no puede ser que quiera venir acá libre de toda culpa y cargo" y que "si termina entrando, la va a pasar mal".

El abogado de Báez, Martín Villanueva, consideró que lo ocurrido es "un show mediático".

Adujo que "llegamos con el Servicio Penitenciario a una puerta lateral y la gente del lugar se negó a abrirnos. Nos mandó al acceso principal porque querían que pasara lo que pasó".

Se mostró "asombrado por el nivel de violencia" e indicó que "pusieron en riesgo su vida y a quienes lo trasladaban".