Los números de la economía familiar y las tendencias de consumo de la población barrial en la ciudad de Córdoba se ven afectados por la crisis que aqueja al país.

La suba de precios y la canasta familiar

Vanesa Ruiz, gerente del Centro de Almaceneros, dijo a Radio Universidad que desde el departamento de estadísticas registran una inflación para enero del 2,75 por ciento. "Esto eleva el piso de lo que una familia tipo necesita para no caer en la línea de pobreza, está necesitando 26.607 pesos. La canasta básica alimentaria sufrió un incremento del 2,27 por ciento, por lo que el piso de lo que necesita una familia para no caer la línea de indigencia es de 16.918 pesos", indicó.

En materia de alimentos, según el informe emitido por el centro, hubo un incremento interanual desde febrero de 2018 hasta este enero de un 51,65%. Para Ruiz, "la devaluación y el impacto de los movimientos del dólar quedó reflejado en materia alimentaria con picos en septiembre del 2018, con casi un 6% de inflación".

Si bien hubo una baja de la inflación por tercer mes consecutivo, esto se da como contracara de una recesión en el consumo, por el impacto del precio de los alimentos. Para la experta, esto impacta mayormente en las familias más vulnerables, porque "los ingresos que destinan a materia alimentaria van entre el 60 y el 65 por ciento por los fuertes incrementos en este último año", detalló.

Cierre de comercios por la caída en las ventas

El informe muestra nuevas caídas en el volumen de ventas, tanto interanual, del 7,65 por ciento, como en enero de 2019 respecto de diciembre del 2018, con un 4,37 por ciento a la baja. Estos números, apalancados por la pérdida del poder adquisitivo, "hablan del cambio de hábitos del consumidor. Si bien todo el segmento comercial está teniendo números duros, dentro del panorama, en el comercio de barrio hemos tenido mayor frecuencia de clientes nuevos", indicó Vanesa Ruiz.

Además, el ticket promedio descendió en volumen de compra. Ruiz explicó que esto impactó en el cierre de los comercios. "Este mes 36 comercios cerraron, frente a 16 nuevos que abrieron. En todo 2018 tenemos casi 180 comercios que cerraron definitivamente sus puertas. Estamos hablando de casi 500 fuentes laborales que se han perdido, con este difícil contexto de reinserción en otros ámbitos", lamentó.

Y agregó que la pérdida de poder adquisitivo del consumidor no es el único factor que propicia el cierre de los locales. "Se le suma el incremento de los alquileres, el incremento de los servicios, inauguramos febrero con otro incremento en la tarifa eléctrica, y la fuerte presión impositiva. El sector comercial se suma a esta aguda crisis que se vivió a lo largo de todo este año, e iniciamos este 2019 severamente complicados", adujo.

Cambios en la demanda y oferta: clientes más "caminadores" y comercios que se ajustan

Todos los sectores sociales en general están variando el consumo a almacenes o centros medianos de ventas de alimentos, según la especialista. "Todos cambiaron la dinámica de sus compras habituales. Y lo que antes se reflejaba en una compra mensual voluminosa, hoy por hoy se segmentó en compras semanales y en la frecuencia de las compras", ponderó.

"Un consumidor habitual visita entre cuatro y cinco puntos para hacerse de sus mercaderías, esto habla de la búsqueda constante de precios y de las mejores alternativas que se ofrecen desde el comercio minorista", afirmación que justificó con los números del precio mayorista de los alimentos, que cerraron en el 2018 en un 72 por ciento, cuando el incremento real de los alimentos ha sido del 51,65 por ciento, siempre según este informe.

"Ese handicap que no se le ha aplicado (a los precios) ha sido una restricción de márgenes de los comerciantes para, en esta aguda crisis, sumar estrategias y poder vender. Es por eso que hoy el comercio de barrio se ofrece como una buena alternativa de ahorro y del manejo de presupuesto diario", dijo.

También indicó que el ámbito es propicio para el crecimiento del consumo de segundas y terceras marcas, que ya se han instalado en las alacenas cordobesas.

En los consumidores crece el reemplazo de alimentos

El impacto de las tarifas está golpeando a las familias, que se restringen en compra de alimentos y pasan a reemplazar ciertos productos con otros más económicos, pero menos nutritivos. Ruiz ejemplificó con el caso de las infusiones y los lácteos. Estos últimos, a lo largo del año, incrementaron fuertemente su precio.

La leche, cuyo valor está entre los 26 y los 41 pesos, "se compra menos, se estira con un té, con un mate cocido. También cayó el café, el cacao, lo que acompaña a la leche. Se suman los reemplazos en los alimentos a base de leche y yogur", dijo Ruiz.

La especialista advirtió que muchas veces la compra de los derivados de leche y yogur la dictamina el bolsillo pero, en otras ocasiones, está "el desconocimiento de los consumidores de que esos productos solamente tienen el 40 por ciento del producto original, pero como en la góndola es más barato, muchas veces se prioriza el precio y después se ve de qué calidad estamos hablando".

En comparación a los lácteos, el costo de un mate cocido es de un peso, según indicó. "En el ámbito de crisis es grave el reemplazo. Se dejan de lado los nutrientes irremplazables de los lácteos por las infusiones, que crecieron casi un 30 por ciento. Se realizan reemplazos por los costos en la familia, pero la nutrición y las proteínas que se van perdiendo son irremplazables", afirmó la experta.