Cuando a fines de 2009 entró en vigencia la Asignación Universal Por Hijo, se supo que el efecto de que el beneficio apunte a los niños era irreversible como política pública.

Durante el año pasado entre el padre, madre, tutor, curador o pariente por consanguinidad hasta el tercer grado que no tenga ingresos económicos formales con menores hasta 18 años o personas discapacitadas a su cargo, se cobraron casi cuatro millones de beneficios.

La Administración Nacional de Seguridad Social (Anses) dio a conocer los datos de una ayuda que, aunque marcadamente insuficiente, resulta sostenida durante una década.

Hoy se cobran $ 2.652 por cada chico, y más de la mitad de quienes lo perciben tiene un sólo hijo.

De las 2.200.000 personas que lo perciben, alrededor del 52% cuentan con un hijo único, y más de 600.000 (el 28 por ciento del total), tienen dos.

Tan sólo el dos por ciento de los beneficios se otorga a quienes tienen cinco menores o discapacitados a cargo.

La normativa demanda una contraprestación, que es la presentación de la Libreta Nacional de Seguridad Social, Salud y Educación y Declaración Jurada del Adulto Responsable.

Por eso, lo que se percibe por mes es el 80% del total ($ 2.121.60), y el resto al cumplir con la documentación solicitada, que apunta a la escolarización y que se complete el calendario de vacunación, además de no cambiar la situación económica de los padres.