Expertos internacionales denominan al ataque del fin de semana el “11S” del petróleo, señalando que este episodio cambiará los criterios de seguridad aplicables a las instalaciones petroleras en todo el mundo, como ocurrió en su momento luego de los atentados a las torres gemelas.

Los periódicos reflejan hoy en todo el planeta la suba de los precios del crudo y la preocupación por la perspectiva de que falte petróleo. Recordemos: Arabia Saudí es el principal productor del mundo y el ataque bloqueó el 50% de su producción diaria de petróleo, lo que representa una 5% de la producción mundial.

Sin embrago, a medida que se confirman las características del atentado, con detalles que hablan de una precisión y una inteligencia previas muy lejanas a los alcances de los guerrilleros hutíes de Yemen, es dable mirar el tablero internacional del petróleo para ver la imagen que devuelve el cuadro posterior a los atentados.

¿Se dispara una respuesta militar ante el atentado? ¿O la respuesta será principalmente comercial?.

Inmediatamente después del atentado, tanto Trump como su estado mayor dieron una respuesta amenazante, con sonido a tambores de guerra. Sin embargo, hoy el Washington Post titula en su portada: “Los expertos del Pentágono instan a la moderación”, bajo el argumento de que “no se han atacado personas o instalaciones estadounidenses".

¿Desde cuando el ataque directo a personas o instalaciones de Estados Unidos ha sido un argumento válido para decidir las intervenciones norteamericanas? Más bien, dice la historia, todo lo contrario.

El propio Trump dijo ayer, modificando su primera reacción, que le gustaría “evitar” el conflicto. Y el Secretario de Energía de USA, desde una conferencia internacional en Viena, reitera hoy, enfáticamente, que las reservas barriles de petróleo de USA, las más grandes del mundo, se usarán para paliar posible faltantes. Dijo textualmente: ““Con respecto a los mercados energéticos, el presidente me ha ordenado que libere petróleo de la Reserva Estratégica de Petróleo si es necesario para compensar cualquier posible interrupción.”

Resulta paradójico que en esta crisis el resultado final vaya a ser una venta a precios sobrevaluados de las reservas estadounidenses. Más aún, si finalmente se optase por una respuesta armada, lo único que puede esperarse es que el petróleo continúe su marcha ascendente, cambiando la tendencia a la baja que se mantiene desde que la explotación de las reservas no convencionales de USA se puso en marcha, transformándolo en el tercer productor mundial de crudo.