En diálogo con El País de España, Stallman cuenta que no usa teléfono móvil.

"No me gusta que rastreen mis movimientos", explica.

"China es el ejemplo más visible de control tecnológico, pero no el único. Desde hace más de 10 años, en Reino Unido siguen los movimientos de los coches con cámaras que reconocen las matrículas. ¡Eso es horrible, tiránico!", exclama.

Por su parte, como alternativa destaca el software libre en su aporte a la lucha por la privacidad de las personas.

"O los usuarios tienen el control del programa, o el programa tiene el control de los usuarios. En este último caso, el desarrollador del software ejerce poder sobre los usuarios. El programa se convierte en un instrumento de dominación", indica y agrega:

"Los móviles son el sueño de Stalin, porque emiten cada dos o tres minutos una señal de ubicación para seguir los movimientos del teléfono".