Fue la primera escala del plantel y cuerpo técnico de River Plate, que en la víspera de aquel domingo 9 de noviembre se embarcó en búsqueda de la cuarta Copa Libertadores de la historia... el estadio Monumental de Nuñez recibió a los campeones.

Provenientes de los Emiratos Árabes, donde se quedó con el tercer puesto en el Mundial de Clubes, los protagonistas que hicieron historia fueron derecho desde el Aeropuerto a una cancha que lució repleta.

Y allí hubo de todo, a sabiendas de que, como manifestó Marcelo Gallardo, se trató de "la final más soñada de todas".

La parte central, a priori y con intermitencias, fue cuando Gonzalo "Pity" Martínez revivió, en ese contexto, la corrida en el estadio "Santiago Bernabeu" que concluyó, en ese tiempo suplementario, con el 3-1 final ante el clásico rival, Boca Juniors.

Acompañado de niños, tomó la posta de la pelota que soltó Sergio Goycoechea, no sin algún incidente en el medio, y uno de los pequeños se la llevó, tal vez con la misma ilusión del volante creativo que el Atlanta United de Estados Unidos le quita al hincha de River. Ese mismo que hoy disfrutó de su logro más relevante de la historia.