En los ya muchos años que llevo investigando sobre Carlos Casaffousth no han faltado lectores de mis trabajos que -además de expresar interés y admiración por la vida y trayectoria profesional del ingeniero- han señalado una supuesta equivocación en la forma en que escribo su apellido, pues existe una creencia generalizada en que debería escribirse con doble “s”. Como ese cuestionamiento se ha repetido una vez más después de la reciente publicación por este medio de dos nuevos artículos sobre este notable personaje de nuestra historia, consideramos necesario insistir sobre lo que venimos reiterando desde hace casi veinte años: que existe suficiente documentación como para no tener más dudas sobre la forma correcta de escribirlo y dejar así de generar errores al nominar los sitios (sean calles, estaciones de ferrocarril, puentes o colegios) con los que se decide homenajearlo.

Para mayor claridad, contextualizaremos la documentación más significativa en una breve biografía de nuestro personaje.

Carlos Adolfo Ramón del Sagrado Corazón de Jesús Casaffousth nació en Buenos Aires el 10 de abril de 1854, y en la copia de la fe de bautismo que conservan sus descendientes consta así escrito su nombre, además del de su padre, José María Casaffousth(*), quien se suicidaría cuando Carlos tenía tan sólo dieciséis años.  

Tiempo después de ese trágico suceso la familia se trasladó a Francia, país natal de la madre, donde Carlos realizaría sus estudios de Ingeniería en la prestigiosa École des Arts et Manufactures de París. Al terminarlos emprendió el regreso a Buenos Aires, según consta en el pasaporte que para tal fin le extendió la autoridad consular el 11 de agosto de 1877.

Ya en nuestro país, después de desempeñarse en diversas reparticiones nacionales ejerciendo su profesión, se radicó en Córdoba y revalidó su título en la Universidad de Buenos Aires. Se vinculó al círculo gobernante allegado a Juárez Celman y en los años que van de 1883 a 1893 desarrolló una febril actividad difícil de concebir como posible en una sola vida: dirigió parte de la construcción de la Academia de Ciencias como integrante del Departamento de Ingenieros Civiles de la República Argentina y trabajos en la toma para provisión de agua como Ingeniero Municipal; el gobierno provincial le asignó un rol fundamental junto a Dumesnil en el proyecto y concreción de las llamadas Obras de Riego, que incluyen el dique San Roque, el Mal Paso, canales maestros y secundarios, acueducto de Saldán e infinidad de obras menores, tarea que de por sí tiene entidad como para calificarla de tiempo completo; también a poco de llegado ocupó (por un período y por única vez) una banca como diputado en la Legislatura de la Provincia y se desempeñó como docente de varias cátedras en la Facultad de Ciencias Físico Matemáticas de la Universidad de Córdoba, siendo su primer profesor de Hidráulica, más tarde Decano e influencia decisiva en la consolidación de la carrera de Ingeniería. A la par, se casó y formó una familia en la que nacerían cinco hijos, todos cordobeses, de los cuales cuatro les fueron arrebatados por epidemias sucesivas (dos durante su estancia en Córdoba y dos después de marcharse a Santiago del Estero) a lo largo de años que después de un primer período de satisfacciones personales y profesionales, se le fueron tornando cada vez más difíciles.

En lo profesional, el motivo principal de sus desvelos fueron las Obras de Riego y su pieza fundamental el dique San Roque, que recibieron desde que fueron concebidos todo tipo de ataques, sospechas y denuncias. Entre otras cosas, se acusó a Casaffousth (proyectista junto a Dumesnil y director de las Obras) y a Bialet Massé (empresario constructor y proveedor de cal y cemento) de defectos de construcción, utilizar elementos de mala calidad y enriquecimiento doloso, lo que terminó desembocando en un juicio criminal contra ambos promovido por el gobierno provincial, con el consiguiente procesamiento y detención. Absueltos finalmente en 1893 y habiendo sufrido por todo ello un daño irreversible en su reputación y en su patrimonio, Carlos Casaffousth renunció dos años después a sus cargos en la Universidad y se marchó de Córdoba para siempre.

Reintegrado al Departamento de Ingenieros Civiles de la República, continuó proyectando y realizando algunas obras de importancia en las provincias de Santiago del Estero, Catamarca y Santa Fe hasta su fallecimiento en Gualeguay, el 24 de agosto de 1900, a los 46 años de edad, debido a una pleuresía.

El examen de los numerosos documentos frecuentados durante tantos años para reconstruir vida y obra de Carlos Casaffousth nos permite asegurar la total correspondencia que muestran respecto a la escritura de su apellido desde su certificado de bautismo hasta el acta de su defunción, pasando por su pasaporte, la reválida del título de ingeniero, el acta de matrimonio, el membrete de la papelería de su sociedad con Dumesnil y la firma que asentó al pie de decenas de planos, expedientes judiciales y copiosa correspondencia que mantuvo en vida, guardando copia que se conserva en el archivo familiar.

No quedan dudas acerca de la correcta grafía del apellido: es Casaffousth.

Por no ser común ni de fácil escritura, resulta explicable que tanto durante su vida como después de su muerte hubiera quienes lo escribieran incorrectamente, y así lo hemos hallado como Cassaffousth, Casafoust, Cassafoust, Cassafoth, Casafut y otras tantas variantes en los documentos de la época.

Ilustraciones proporcionadas por la autora, proveniente de archivos familiares, donde se puede ver la firma de Casaffousth.
Ilustraciones proporcionadas por la autora, proveniente de archivos familiares, donde se puede ver la firma de Casaffousth.

Para que finalmente el error se consolidara en la forma de “Cassaffousth” contribuyeron varios factores. Uno de ellos fue que los ingleses nombraron así a la estación del ferrocarril de Córdoba a Cruz del Eje que por entonces administraban, error que se multiplicó en carteles y horarios impresos, tal como apunta Norberto Huber. A ese motivo se sumaría en la década de 1960 la asignación del nombre “Ingeniero Carlos Cassaffousth”(sic) a la ENET nº 2, hoy IPEM 247, escuela técnica de la ciudad de Córdoba que lógicamente lo reproduce así escrito en toda la documentación que emite desde entonces y en cuanta noticia tenga que ver con esa prestigiosa e histórica institución, formando además parte del sentido de pertenencia de su gente, que identifica a su colegio como “el Cassa”. Y en los tiempos informáticos se sumó también Wikipedia, globalizando el error.

Pasaporte
Pasaporte

En fin, la incorrecta escritura del apellido del ingeniero Casaffousth (que se suma al otro malentendido que acompaña a su memoria, el del supuesto suicidio en la cárcel o en el dique, que jamás ocurrió) ha motivado que, con honrosas excepciones, lo encontremos escrito con doble “s” en el nombre de instituciones, calles, monumentos y puentes que lo evocan, tanto en Córdoba como en otras provincias.

Confiamos en haber despejado las dudas sobre esta cuestión y en consecuencia esperamos que poco a poco puedan realizarse las correspondientes rectificaciones para que el nombre de Carlos Adolfo Casaffousth se perpetúe de conformidad con la evidencia histórica y tal como de su puño y letra él mismo lo dejó tantas veces escrito.

(*) José María Casaffousth, el padre de Carlos, fue un personaje notorio en el Buenos Aires de entonces y al mismo tiempo enigmático, del cual no hemos podido hasta hoy rastrear el origen familiar a pesar de los documentos y genealogistas consultados.

Ilustraciones proporcionadas por la autora, proveniente de archivos familiares.
Para leer más sobre el tema, cfr. Lusardi, Doralice. “El apellido Casaffousth”. Revista de la Junta Provincial de Historia N° 33, 17 de enero de 2003