Estamos cursando el final de la Semana Mundial del Parto Respetado. Son esos siete días en el que el mundo se detiene a pensar en la forma en que nacemos, en la forma en la que parimos y en cómo se vivencia esa situación tan única en los diferentes contextos.

Este año, el lema tiene que ver con la situación sanitaria que atravesamos por el Covid19: "Respeto las necesidades de la madre y su bebé en cualquier situación". Y se pone el foco de atención en esto, porque durante el 2020 y lo que va del 2021, los derechos ganados, adquiridos y conquistados en los diferentes países del mundo en lo referido a los nacimientos, se desdibujaron por el temor a la pandemia: así madres entraron a parir solas; se separaron niños nacidos de madres con Covid positivo y hasta se impidió la lactancia materna en los primeros días de vida de los bebés. No hubo contacto piel a piel y en la mayoría de los casos no se respetó la hora dorada. 

Después de tantos meses atravesando la pandemia, esto se fue modificando y las instituciones -algunas al menos- volvieron a incorporar esos derechos en las salas de parto y quirófanos. Y decimos quirófanos, porque las cesáreas también son partos y también deben ser respetadas.

Estos derechos, que implican información y respeto a los tiempos de la mujer y a sus decisiones, están contemplados en una Ley Nacional, la 25.929, reglamentada en 2015.

Desde la institución Reina Fabiola hace años se trabaja en "Traer de nuevo a las madres a la institución" porque las instituciones, con sus prácticas poco empáticas, hicieron a familias reconsiderar los partos domiciliarios. Al respecto consultamos a la Dra. Mariana Roggero MP 23889, Jefa del Servicios de Obstetricia y Ginecología de dicho hospital. En un live de Instagram (puede verse completo al final de la nota) la profesional destacó: "Un parto respetado solo sucede cuando la paciente tiene la decisión y el médico tiene la actitud de recibir esa decisión. Yo como médico respeto la decisión y vos como paciente respetas mi saber médico. Es importante aportar buena información en el proceso. Ni hablar si los partos o la preparación van acompañados de cursos preparto, con la información en conjunto. Porque son más honestas, más veraces. La información previa de la lactancia, la crianza, el cuidado del piso pélvico posterior al nacimiento, el puerperio son también fundamentales".

Existe la confusión de términos, esa que considera que un parto respetado o humanizado es fuera de una institución. Sobre eso, Roggero aclaró: "Los y las las obstetras, la profesionalización de la ginecología y obstetricia es un derecho ganado de la mujer. Se pueden y deben hacer partos mínimamente intervenidos, pero observados. Se puede respetar la hora dorada pero con un neonatólogo observando de cerca. Ellos notan cosas que los obstetras no. La profesionalización surgió para reducir la mortalidad materna neonatal en los 60. Por eso se institucionalizó el parto. El error más grave que hemos cometido en el sentido sanitarista de la obstetricia es haber alejado a la paciente de la institución por juzgar cuando se exigía que se respetaran sus derechos. Son claras todas las sociedades del mundo, se expide la Organización mundial de la salud, se expide en Ministerio de Salud de la Nación: un parto mínimamente intervenido solamente es seguro si es intra institucional y por supuesto, las pacientes tienen derecho a tener un parto institucionalizado y respetado. No hay que escaparse de la institución. Somos un derecho que ganaron la mujer y los recién nacidos para la salud. No debemos ser tomados como un estorbo ni debemos comportarnos como un estorbo para cumplir esos derechos".

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