"No pido vivir de planes sociales ni ganar un sueldo millonario sino que me den la oportunidad de demostrar que soy capaz de hacer lo mismo que una persona normal pero a un ritmo diferente", dice Ludmila desde su casa dónde realiza artesanías para subsistir. 

A los 21 años ella padece hipoacusia y tiene un leve retraso madurativo.  En diálogo con Canal 10 comenta que esas discapacidades le cerraron las puertas para acceder a un trabajo formal.

"Estoy haciendo artesanías en tejidos, también vendo cosmética, trabajo en changas y en algunas ferias. Pero con lo poco que puedo hacer no llego a fin de mes", explica la joven.

Con la expectativa de demostrar que la "comunidad con discapacidad" no es una carga está mujer cordobesa sigue luchando día a día.