Desde hace algunos años, la Organización Mundial de la Salud estableció el mes de junio como el mes destinado a hablar de la preservación de la fertilidad. En este mes, el foco se pone en la importancia de cuidar la salud reproductiva.

Y esto no significa, exclusivamente, hablar de planificación familiar. En las primeras consultas médicas, especialmente las ginecológicas, es común que nos hablen de la necesidad de cuidarnos de embarazos no deseados, de enfermedades de transmisión sexual y de métodos de anti concepción. Pero en esas primeras consultas, poco se habla de la salud reproductiva a largo plazo y de la necesidad de estar informados para decidir con conciencia.

Porque hay una trampa, una trampa en la que muchas mujeres post 35 hemos caído: la trampa del reloj biológico. Ese reloj del que nos enteramos tarde y que creíamos que no corría a la hora de conquistar espacios laborales, postergar la maternidad para hacer carrera, estudiar, viajar o simplemente vivir sin hijos. Ese tic tac impiadoso que no se detiene ante ninguna conquista social o cultural de las mujeres y que tiene un efecto directo en la cantidad de nuestros óvulos. 

Y es que desde los 35, la cantidad de los óvulos comienza a bajar y como hablamos de células, también empiezan a envejecer y deteriorarse. Esa podría ser una de las explicaciones más evidentes a las dificultades reproductivas de las mujeres que quieren ser madres pasados los 35 años.

No siempre sucede así. No es una regla inquebrantable y hay miles de felices mujeres que después de esa edad no enfrentaron ningún tipo de inconveniente. Pero hay otro gran porcentaje al que le toca atravesar los caminos de la infertilidad.

Sabiendo la trampa, es fácil esquivarla. La información es la herramienta fundamental. La clave es que en las primeras consultas médicas se hable de las posibilidades, de las luces y sombras de nuestra biología y de cuáles son las maneras que tenemos para cuidar y preservar la fertilidad. 

Es un deber sanitario, pero también es un deber del estado que debe fomentar que se brinde este tipo de información en la educación sexual.

Cba24n conversó con la Dra. Mariel Ruibal -MP 20414-, especialista en Tocoginecología y Medicina Reproductiva. 

"La preservación de la fertilidad está destinada a mujeres y hombres jóvenes y a niños y adolescentes. Es una disciplina que abarca distintos momentos evolutivos de la vida en los cuales las personas pueden tener riesgo de ver vulnerada su fertilidad", explicó Ruibal.  

Sobre esos grupos de riesgo podemos mencionar primero los pacientes oncológicos, porque los tratamientos para combatir estas enfermedades pueden dejar consecuencias en la fertilidad alterando la cantidad y calidad de los gametos. En un segundo grupo se encuentran las personas que tienen algunas patologías benignas, pero que debido a la patología misma o al tratamiento para mitigarlas, pueden tener alteraciones en la fertilidad. Hablamos de enfermedades inmunológicas, o pacientes que tienen Endometriosis o algunas enfermedades genéticas. Por último se encuentra el grupo de mujeres que desean, deciden o necesitan postergar su maternidad. Esas son las mujeres que quedad a expensas del reloj biológico, ese que no perdona.

"Vamos gastando nuestros ovocitos desde el momento en que nacemos. Y no podemos dejar de gastar. Por eso es importante adelantarnos a los deseos. Los de las mujeres y los de las personas transgénero. Porque hay que entender que se han modificado los modelos de familia. El modelo clásico mamá y papá es uno sólo. Hay personas que deciden ser familias monoparentales por ejemplo, y la donación de gametos es inevitable", explicó la especialista.

Y esta encrucijada se agrava por lo que la doctora asegura es una "ecuación muy malvada": disminuye la cantidad y empeora la calidad de nuestros óvulos.

Aunque pueda sonar apocalíptico, si es cierto que existen métodos para intentar que el paso del tiempo no sea tan dañino, o al menos para intentar que no lo sea. Específicamente hablamos de la criopreservación de óvulos, un procedimiento que, salvo en casos de enfermedades oncológicas, no está cubierto por las obras sociales y prepagas. Este hecho, hace que sea un poco injusto para con un montón de mujeres fuera del sistema. Es por ello que se hace tanto hincapié en la necesidad de informarnos sobre nuestras chances para planificar mejor nuestro futuro reproductivo.

Otro ejemplo de mala información es la que da por cierto que vitrificando óvulos, no importa cuándo, las mujeres lograremos ser madres con esos óvulos. En caso de que una mujer proceda a congelar óvulos, esto no se traduce en un bebé nacido. En palabras de la doctora: "Obtener los óvulos es obtener materia prima. Pero hay muchos otros factores que intervienen entre un óvulo vitrificado y un bebé. Es necesario informar correctamente, porque la criopreservación aumenta las chances, pero no garantiza un bebé".

Te invitamos a ver el vivo completo junto a la Dra. Riubal, porque en todo el mes, y especialmente hoy, de lo que se trata, es de informarse.

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